¿Cómo proclamar al mundo el Evangelio de la justicia y la paz? Responde un Congreso Internacional

Casi 100 países representados en el encuentro promovido por el Vaticano

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ROMA, jueves, 28 octubre 2004 (ZENIT.org).- Tres criterios indicó el miércoles el cardenal Angelo Sodano –secretario de Estado del Vaticano– en nombre del Papa para promover la justicia y la paz en el mundo, hoy gravemente «enfermo»: ojos abiertos, corazón sensible y mano disponible.

En estos términos inauguró el purpurado en Roma los trabajos del I Congreso mundial de organismos eclesiales que trabajan por la Justicia y la Paz, ante más de 300 agentes de dichos organismos, procedentes de 92 países, reunidos en torno al tema «Anunciar el Evangelio de la justicia y de la paz».

Representantes de 15 conferencias episcopales regionales y varias organizaciones internacionales participan en el encuentro –cuyos trabajos se desarrollan hasta el sábado a puerta cerrada– organizado por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.

Explicó el purpurado que tener los ojos abiertos quiere decir estar atentos a los signos de los tiempos para ver el mundo con los ojos de Dios, con una mirada de amor, sin discriminación alguna, pero también significa ver a Dios en las personas y en los acontecimientos actuales, recoge «Radio Vaticana».

Por su parte, corazón sensible es simpatía y atención hacia los demás y por ello se opone a la cerrazón egoísta; mientras que se necesita mano disponible para hacer el bien, porque la fe sin obras está muerta, según recalcó.

Y es que –prosiguió–, el mensaje social de la Iglesia hallará credibilidad en el testimonio de las obras, antes que en su coherencia y lógica interna, como enseña la encíclica «Centesimus Annus».

«La Iglesia, a lo largo de su historia –dijo el cardenal Sodano–, siempre se ha comprometido, tanto como institución como a través de sus fieles, en la promoción de la justicia y de la paz».

«Tenemos la responsabilidad de seguir este surco –exhortó–, anunciando el Evangelio de Cristo, que es Evangelio de justicia y de paz».

Se trata de «un Evangelio que aún hoy tiene la capacidad de transformar la existencia humana –alertó–. Es esa levadura de la parábola evangélica que todavía puede hoy desde dentro elevar y ennoblecer la vida de nuestra sociedad».

Para describir el contexto de este anuncio, el purpurado recordó que en la encíclica «Populorum progressio» Pablo VI afirmó que «el mundo estaba gravemente enfermo».

«Desde entonces la enfermedad parece haberse agravado y se han multiplicado las injusticias y la violencia», reconoció el cardenal Sodano aludiendo a «los lugares donde la humillación se ha convertido en un sistema de vida», «las zonas en las que se expande la guerra, la guerrilla y el terrorismo», «los campos de prófugos», «los exiliados», «las discriminaciones raciales y religiosas», «los lugares de trabajo donde se tiene la impresión de ser usados como medios», «la falta de libertad política y sindical» y «tantas situaciones en las que la no hay justicia y paz» –resume el «Vatican Information Service»–.

Pero «la justicia y la paz –advirtió a los participantes– hay que promoverlas según el Evangelio y la doctrina social de la Iglesia, a fin de que lo que se promueve no sea una ideología» «que de justicia y de paz tenga sólo el nombre, pero no la realidad».

En este sentido, el «Compendio de la doctrina social de la Iglesia» publicado el lunes pasado se presenta como «un instrumento importantísimo para llevar a cabo la nueva evangelización solicitada con insistencia por Juan Pablo II», puntualizó el cardenal Renato Raffaele Martino, presidente del dicasterio organizador del Congreso internacional.

Redactado por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, el Compendio recoge en 583 números la doctrina de la Iglesia sobre la vida pública.

Dando la bienvenida a los participantes y subrayando la excepcionalidad del encuentro, que se celebra por primera vez en la historia del dicasterio, el cardenal Martino trazó los objetivos de esta cita, entre ellos analizar la justicia en la era de la globalización, cuyo significado va más allá del matiz económico.

En cuanto al compromiso por la paz, reconoció que tras la caída del sistema soviético la guerra ha cambiado de rostro, pero no por ello es menos inhumana, pues el mundo debe hacer frente al desafío del terrorismo, un fenómeno que además se está cometiendo «en nombre de Dios». El tema de los derechos del hombre ocupa también estos días de trabajo.

Se busca que el Congreso sirva para hallar los caminos más oportunos y eficaces para relanzar la acción pastoral de la Iglesia en la realidad social, así como para estar preparados y ser capaces de afrontar los grandes desafíos de hoy en la realización de la civilización del amor fundada en un humanismo integral y solidario.

Al hilo de lo anterior, el cardenal Martino aprovechó la ocasión para anunciar que el dicasterio que preside publicará un documento titulado «La acción pastoral de la Iglesia en la realidad social», que llevará dos subtítulos: «Instrumentum laboris» («Instrumento de trabajo») y «Directorio».

«Instrumentum laboris» «porque estamos sólo al inicio de un trabajo de exploración» –explicó– y «Directorio» «porque conocemos la meta final de nuestra labor». «Nuestro congreso será utilísimo para dar cuerpo y alma al texto», concluyó.

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ZENIT Staff

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