CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 5 noviembre 2004 (ZENIT.org) La Santa Sede ha enviado un mensaje a los musulmanes de todo el mundo para reafirmar el compromiso de islámicos y cristianos en defensa de la dignidad de los niños, con ocasión del fin del Ramadán que se celebra el próximo el 14 de noviembre.
El Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso constata en el texto que «deberíamos denunciar infatigablemente todo lo que degrada a los niños, combatiendo con todas las fuerzas las «estructuras de pecado», por utilizar una expresión tomada del Papa Juan Pablo II».
«Somos conscientes de que del futuro de los niños depende el futuro de la humanidad», prosigue la misiva, firmada por el arzobispo Michael L. Fitzgerald, presidente del Consejo vaticano.
«Nuestro compromiso a favor de los niños continuará y de hecho se hará más intenso. En este sentido, tenemos que dar más pruebas de los beneficios que pueden proceder de la religión para el conjunto de la humanidad», añade el documento distribuido por la Sala de Prensa del Vaticano.
«El niño tiene un derecho inalienable a la vida y, en la medida de lo posible, tiene también el derecho a ser acogido en el seno de una familia natural y estable», reconoce el arzobispo inglés.
«La vida del niño, al igual que la vida de toda persona humana, es sagrada», recuerda el prelado en el texto que ha sido publicado este viernes en inglés, italiano y francés.
El presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso lamenta el hecho de que «los niños han sido las primeras víctimas del creciente abuso sexual y de la prostitución en estos últimos años».
Al mismo tiempo constata que «cuando las familias se rompen, los niños son los primeros en sufrir. El aumento del uso de drogas y su tráfico, especialmente en los países pobres, involucra con frecuencia a los niños, provocándoles graves daños. Por otro lado, el infame tráfico de órganos afecta a los niños de manera particular, y la tragedia del sida significa con frecuencia que están infectados desde el nacimiento».
Dirigiéndoles a los musulmanes, el texto recuerda que los creyentes en el Islam consideran a los niños «como una bendición de Dios, en particular para los padres». «Como cristianos –añade–, compartimos con vosotros esta actitud religiosa, pero nuestra fe cristiana nos enseña, además, a descubrir en el niño un modelo para nuestra relación con Dios».
El representante vaticano para el diálogo interreligioso subraya que «en varias ocasiones en estos últimos años representantes de la Santa Sede y de países de mayoría islámica han defendido juntos los valores humanos fundamentales en los foros internacionales».
Ahora bien, monseñor Fitzgerald denuncia el que todavía «demasiados niños se vean forzados a soportar duros trabajos, que ponen en peligro su desarrollo físico y psicológico, y que les impiden ir a la escuela y de este modo se les priva de la educación a la que tienen derecho».
El mensaje vaticano para los musulmanes desea que «durante este mes de Ramadán, vuestros niños sean generosos en el cumplimiento de obras buenas» y de este modo «sus vidas den testimonio de la importancia de los valores religiosos».
El Ramadán es el noveno mes en el calendario musulmán. Durante este mes los seguidores del Islam observan el ayuno. En estos días se potencia el culto y la contemplación, así como la vida familiar. La fiesta del final del Ramadán es conocida en árabe con el nombre «Id al-Fitr».