Un cardenal califica de «inaceptable toda injusta discriminación de homosexuales»

Recuerda que no se pueden asimilar sus uniones al matrimonio

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PAMPLONA, viernes, 5 noviembre 2004 (ZENIT.org).- El cardenal Zenon Grocholewski, prefecto de la Congregación para la Educación Católica, ha calificado de «inaceptable toda injusta discriminación de las personas homosexuales».

El purpurado polaco hizo estas declaraciones al clausurar el VI Simposio Internacional del Instituto Martín de Azpilcueta de la Universidad de Navarra, que reunió esta semana a más de 200 profesionales y especialistas de diversos países.

«Dios ha dotado a la naturaleza de leyes sabias, dirigidas al bien de la humanidad. No se pueden violar estas leyes sin graves riesgos. La naturaleza humana es elocuente en cuanto a la complementariedad de los sexos, la tendencia del matrimonio a la generación, etc.», afirmó.

«No comprendo que no se vea el interés público de reconocer y proteger la institución matrimonial. Si esto se entiende, no es posible encontrar fundamento alguno para asimilar las uniones de homosexuales al matrimonio: ni siquiera hay analogía», añadió.

Sobre la postura reiterada de la Iglesia, matizó: «Con esto no quiero decir que todos los que experimentan una inclinación homosexual sean personalmente culpables, sino que la conducta homosexual es ‘objetivamente desordenada’, como recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica. Del mismo modo que sería inaceptable aprobar este tipo de relaciones, lo sería toda injusta discriminación de las personas homosexuales».

En cuanto a la educación y la enseñanza de la religión, el cardenal Grocholewski apuntó al protagonismo de los padres.

De la Iglesia y el Estado señaló que «su papel es subsidiario, pero necesario. Si el Estado o la Iglesia se apropiasen el papel principal o no diesen debido apoyo violarían gravemente el derecho de los padres y de los hijos. Respetar el derecho de los padres implica apoyar eficazmente su decisión cuando consideran importante una adecuada educación religiosa para sus hijos, que ellos solos no les pueden dar».

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ZENIT Staff

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