El objeto de la votación, definido por los obispos suizos en un comunicado del 25 de octubre pasado, «delicado y muy importante», contempla la posibilidad de utilizar o no, con fines científicos, las células estaminales provenientes de embriones en exceso provenientes de fecundación «in vitro» y que no han sido implantados en el útero materno.
En la primavera de 2000, Marisa Jaconi, bióloga de la Clínica Universitaria de Ginebra, hizo una petición al Fondo Nacional Suizo (FNS) en la que, ella y su equipo, al que pertenece el profesor Karl-Heinz Krause, solicitaban ayuda económica para un proyecto de investigación que incluye el uso de células estaminales embrionarias humanas que serían importadas de Estados Unidos.
A pesar de la inexistencia de una regulación en una materia en la que la ley no es muy precisa, en septiembre de 2001 el FNS autorizó el proyecto.
Posteriormente, el Departamento de Sanidad, a cuyo frente se encontraba la consejera federal Ruth Dreifuss, elaboró en poco tiempo un proyecto de ley a someter al Parlamento que inicialmente la modificó, aunque el 19 de diciembre de 2003 fue aprobada por el Consejo Nacional y el Consejo de los Estados.
Enseguida se movilizaron contra la ley organizaciones como «Sí a la Vida», «Ayuda suiza para la madre y el niño», «Human Life International Suiza» y «Llamamiento de Basilea», recogiendo 85.470 firmas para convocar un referéndum.<br>
La nueva ley prohíbe taxativamente la explotación comercial de las células estaminales embrionarias y de los embriones, así como patentar células estaminales embrionarias, líneas celulares (cultivos) de estaminales y la creación de embriones para la investigación o de clones.
Aclara que los únicos embriones que pueden ser empleados por los investigadores son los excedentes «conservados al menos a 196 grados en los centros para la fecundación asistida», mientras que «la anterior ley preveía dejarlos morir, ya que no tenían ‘la posibilidad de sobrevivir’».
Actualmente en Suiza hay 1.500 embriones excedentes y cada año se producen unos 200 embriones.
Según la Constitución federal y la ley relativa a la procreación con ayuda médica (Ley sobre Medicina y Procreación, LPAM), «la producción de embriones se permite sólo con fines de procreación» y se prohíbe «la obtención de células de un embrión producido in vitro», afirman los obispos suizos en un comunicado publicado en su página web.
«Normalmente, la CVS no da indicaciones sobre cómo votar», indican los obispos. En este caso, sin embargo, «se toca un tema de bioética fundamental relativo a la dignidad y la intangibilidad de la vida humana», añaden.
La Comisión de Bioética de la Conferencia Episcopal ha redactado un folleto informativo sobre el tema.
El folleto explica lo que son las células estaminales embrionarias, el procedimiento que se emplea para obtenerlas, e informa asimismo sobre la cuestión de los embriones en exceso.
«La ley relativa a la investigación sobre células estaminales embrionarias es una legislación inaceptable», prosigue la nota de los obispos, quienes rechazan «por motivos éticos» el proyecto de ley actual «porque permite el empleo, y por tanto la supresión, de embriones con fines científicos».
«La CVS aprecia la investigación médica y apoya por tanto la investigación, más prometedora, sobre células estaminales adultas», cuya obtención es posible «sin producir daño a la persona» y precisamente por este motivo representa «una alternativa ética aceptable».