ROMA, domingo, 6 febrero 2005 (ZENIT.org).- La Iglesia tiene en marcha una red de colaboración para hacer llegar adecuadamente ayuda a los afectados por el «tsunami» del sudeste asiático, confirma el presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, el cardenal Stephen Fumio Hamao.
El miércoles pasado, la anunciada reunión en Roma entre miembros del citado dicasterio y responsables internacionales del Apostolado del Mar –presente en 116 naciones– se centró en la distribución de las ayudas materiales y el apoyo psicológico a las víctimas del «tsunami» en el sudeste asiático.
Según declaró el purpurado japonés a «Asianews», «para las ayudas hay muchos fondos a disposición, y ahora se está estudiando cómo distribuirlos de la forma más eficaz posible».
Explicó que para garantizar una correcta gestión de los donativos, éstos «son confiados a las diócesis y a los centros de “Caritas” de los países afectados».
Con «Caritas Internationalis» la Iglesia ha creado «una red concreta de colaboración», añadió. Participaron en la reunión miembros de este organismo católico de ayuda.
De acuerdo con el purpurado, en el encuentro no se pusieron de manifiesto episodios de dificultad en las intervenciones. «El trabajo de la Iglesia a favor de las víctimas en las zonas golpeadas por el “tsunami” no está hallando ningún tipo de obstáculo», dijo. Es más, es fuerte «la colaboración con otras comunidades de religiones diferentes», añadió.
De hecho, «el Apostolado del Mar y el Consejo para los Emigrantes (en el que aquel está comprendido) nacen con una vocación ecuménica y están acostumbrados y tienden al trabajo con personas de otras confesiones, especialmente en Asia», explicó el presidente del dicasterio.
La intervención a largo plazo programada por la Iglesia se concentrará en los pescadores, que constituyen el sector más perjudicado por el maremoto del pasado 26 de diciembre. Sólo en Indonesia se han perdido el 60% de las embarcaciones.
Pero también será importante –advirtió el purpurado– «ofrecer apoyo psicológico, sobre todo a los niños»; en la estructuración de programas en este sentido «consultaremos con las distintas parroquias y atenderemos las necesidades reales».
El encuentro ha sido ocasión para constatar el valor positivo de la «solidaridad globalizada», de la que Asia ha sido objeto, pero a la vez los participantes evidenciaron «la necesidad de recordar las carencias urgentes de otros países, entre ellos Sudán y Ruanda», observó.