Un juez de Florida aplazó hasta la tarde del próximo viernes la prohibición de retirar la sonda que alimenta a esta mujer con graves daños cerebrales desde hace quince años.
Con esta decisión, el magistrado George Creer quiere dar tiempo para escuchar los argumentos de Robert y Mary Schindler, padres de la enferma, quienes aseguran que Terri tiene una capacidad mental superior a la que en un primer momento se le había atribuido.
Greer había emitido su anterior orden después de que la Segunda Corte de Apelaciones de Florida emitió un dictamen que permitía al marido de Terri, Michael Schiavo, remover la sonda que la alimenta.
Los padres de Terri quieren que ésta permanezca viva aunque aparentemente no pueda valerse por sí misma, mientras que el marido quiere desconectar los tubos que permiten su alimentación e hidratación.
Los padres de Schiavo afirmaron que desconectar la sonda provocaría la muerte de Terri por inanición, lo cual sería un acto cruel y a sangre fría contra su hija, internada en un hospital de la zona de Tampa.
«Si el señor Schiavo lograra provocar legalmente la muerte de su mujer, no sólo sería trágico en sí, sino que sería un grave paso hacia la aprobación legal de la eutanasia en los Estados Unidos, dado el peso que tienen las decisiones judiciales en ese país, en formación del derecho», afirma el cardenal Martino en declaraciones concedidas a Radio Vaticano.
«Quisiera recordar en este sentido lo que el Santo Padre dijo en los días pasados a la Academia Pontificia para la Vida, confirmando que la calidad de la vida no debe interpretarse como eficacia económica, belleza y disfrute de la vida física, sino que consiste en la suprema dignidad de criatura, hecha a imagen y semejanza de Dios. Nadie puede ser árbitro, sólo Dios mismo», añadió el cardenal Martino.