ROMA, lunes, 28 febrero 2005 (ZENIT.org).- El filósofo y teólogo Francesc Torralba consideró en Roma que «la fe y la cultura no dialogan sino que se encuentran en una interrelación creativa».
Torralba i Roselló, profesor titular de filosofía en la Universidad Ramon Llull, cree que «plantear sólo la fe como algo que debe encontrar su espacio es asumir de entrada un punto de partida derrotista porque la fe no tiene que encontrar un espacio en la cultura, es ella misma la que crea cultura».
El filósofo y teólogo hizo estas afirmaciones en pasado sábado en el Colegio Pontificio Español de San José de Roma en el primer encuentro del XI Ciclo Fe y Cultura organizado cada año por estas fechas.
«La fe es expansiva», indicó Francesc Torralba, que es jefe de investigación de la Cátedra Ramon Llull Blanquerna de Barcelona, y advirtió que «debemos superar el complejo de inferioridad y empezar a ver que la fe es un motor de creación».
El hecho de que la fe sea «un acto libre de recepción a una llamada que acontece en la interioridad» coloca a la fe en un plano distinto al de la cultura, lo que conlleva a una dificultad en el diálogo, según Torralba: «Así, no se debería hablar de diálogo entre fe y cultura porque no son dos entidades simétricas».
La cultura es «la expresión del espíritu humano» y «la expresión de un sistema de ideas y creencias», en palabras de Torralba i Roselló.
El doctor Torralba, casado y padre de cuatro hijos, comentó ante el centenar de alumnos del Colegio Español que le escuchaban que se deben dar unas «condiciones de posibilidad» para que el anuncio de la fe se pueda anunciar en la cultura, puesto que «podríamos tener un anuncio bien articulado pero en un contexto hostil en el que no sería posible su recepción».
Dentro de estas condiciones de posibilidad enumeró opacidades e intersticios, y dijo que «no sería correcto sólo ver las opacidades, pero sería ingenuo un diagnóstico que no las contemplara».
«Me parecería fatalista un diagnóstico en el que no hubiera posibilidad para el anuncio, en el que se pensara que el Evangelio no tiene lugar donde arraigar», confesó.
«En cada época se detectan posibilidades: no hay ni una total opacidad ni una total transparencia», constató.
«Ver sólo la opacidad a veces puede ser una excusa para no anunciar explícitamente qué creemos», alertó.
Entre las opacidades para que la fe arraigue en la cultura destacó, entre otras, la «multiplicación de prejuicios negativos respecto al anuncio de la fe», «La cultura del yo».
Entre los poros donde es posible el arraigo de la fe en Jesucristo destacó «una humanidad que se sabe débil y vulnerable y por tanto se abre al trascendente»; «el deseo de la cultura actual de paz que une a creyentes y no creyentes»; «la nostalgia de lo espiritual que revela un deseo de Dios».
Torralba concluyó su conferencia recordando que «cuando se evangeliza la cultura se consigue que ésta diga algo significativo al mundo y que articule la Buena Noticia».
Entres las múltiples publicaciones de Francesc Torralba figuran «¿Por qué creer?: la razonabilidad de la fe» (2000) o «Antropología del cuidar» (1998).