CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 25 abril 2005 (ZENIT.org).- Cuando Marta y Anthony Valle se casaron a finales de junio no imaginaban que el entonces cardenal Joseph Ratzinger, quien bendijo su matrimonio, llegaría a ser Papa con el nombre de Benedicto XVI.
En esta entrevista concedida a Zenit, Marta y Anthony hablan sobre sus experiencias personales con el cardenal, y de su admiración por el hombre que los casó.
Ambos son estudiantes en el Ateneo Pontificio «Regina Apostolorum» de Roma: Marta es de Alemania y estudia bioética, y Anthony es de Nueva York y estudia teología.
–¿Por qué les casó el cardenal Ratzinger?
–Anthony: Tuvimos simplemente suerte, o mejor, fuimos providencialmente afortunados. Se lo pedimos al final de una de sus misas públicas y nos dijo: «Bien, veamos lo que podemos hacer. Denme unas fechas por escrito».
Como buenos estudiantes habíamos hecho los deberes y le entregamos una carta que ya habíamos preparado la noche anterior con toda la información necesaria. Al cabo de una semana Marta recibió una respuesta: ¡sí!
Nos casó en la Basílica de San Pedro, el 24 de junio de 2004. Es verdaderamente un hombre de la gente. Aunque era el segundo hombre más importante en la Iglesia, ese jueves por la mañana nos dio su tiempo durante una hora y media para que pudiéramos recibir el sacramento del matrimonio. Y ése es esencialmente el carisma del sacerdote: ofrecer los sacramentos a las personas, porque los sacramentos son los medios de salvación que Cristo nos dio.
–¿Qué sintieron cuando se anunció su nombre como nuevo Papa?
–Anthony: Estábamos tan estremecidos y alborozados que se nos salían las lágrimas.
–Marta [con voz totalmente afónica]: ¡Gritábamos mucho, pero realmente mucho!
–Anthony: Es asombroso el que haya sido elegido en sólo cuatro escrutinios y en menos de 24 horas. Eso muestra que había una unidad definida entre los cardinales. Supieron que él era el hombre correcto. Nosotros estamos muy contentos de tener a un hombre tan santo y humilde como nuevo Papa.
Como el Papa Juan Pablo II, el Papa Benedicto XVI continuará conduciendo la Iglesia, conservando su tradición y llevándola hacia el nuevo milenio con la nueva evangelización. Es verdad, ya es mayor, pero Dios le dará las gracias necesarias.
Si usted recuerda, lo primero que dijo cuando salió al balcón de la Basílica de San Pedro fue que «El Señor sabe trabajar, actuar incluso con instrumentos insuficientes, y yo confío sobre todo en vuestras oraciones». Es muy humilde. No sé cómo subrayarlo suficientemente.
Sin embargo, a menudo se le presenta injustamente como muy estricto y duro. No hay nada más lejos de la verdad. Tales estereotipos son absurdos e irrisorios. Es un hombre apacible y modesto, quizás incluso un poco tímido.
Como sabemos, su trabajo anterior como prefecto de la Congregación para Doctrina de la Fe le exigió velar por las enseñanzas de dos mil años de la Iglesia católica. Por consiguiente, cualquier persona que tuviera o tenga este deber, acabará con una imagen negativa, pues muchas de las enseñanzas de la Iglesia católica no están de acuerdo con la mentalidad ideológica del humanismo secular moderno y con tantos «ismos» de nuestra época histórica que están de moda y son falsos.
–Algunos dicen que tiene un rostro muy duro.
–Anthony: Si usted tiene la oportunidad de encontrárselo como nosotros en varias ocasiones, verá inmediatamente lo dulce y pastoral que es. De hecho, ha sido el cardinal más accesible en la Iglesia. Por ejemplo, ha celebrado la misa en una pequeña capilla abierta al público todas las mañanas del jueves durante más de 20 años.
Celebra la misa con suma reverencia y belleza, entrando verdaderamente en su misterio redentor. Después de celebrar misa, se quita los ornamentos de una manera muy recogida en la sacristía, mientras sigue meditando sobre el tremendo misterio que acaba de tener lugar.
Después sale de la sacristía para saludar a las personas que han venido a encontrarlo. Aquí es donde ves quién es realmente. Se toma tiempo para saludar a cada persona individualmente, le mira a los ojos, estrecha su mano, pregunta su nombre y por qué está aquí, de qué diócesis es, firma autógrafos y se saca fotos con los presentes, etc.
Realmente te da toda su atención, y charla de tú a tú con todos. Esto es lo que un sacerdote debe ser, esto es lo que un Papa debe ser: pastor, pastor de personas, y precisamente así es el Papa Benedicto XVI, y esto es lo que el mundo tiene que saber y sabrá.
–¿Qué consejo les dio en la homilía de la misa de su matrimonio?
–Anthony: Marta lo sabe mejor ya que pronunció la homilía sobre todo en alemán.
–Marta: Nos casamos en la fiesta de san Juan Bautista, de modo que sólo la segunda lectura era específicamente para nuestra boda. Escogimos el quinto capítulo de la Carta de Pablo a los Efesios, que habla sobre cómo deben ser el marido y la esposa. El cardenal Ratzinger nos dijo que necesitamos conformarnos según el ejemplo de amor de Cristo, que es un amor que se manifiesta muy concretamente en los actos de servicio y sacrificio.
–Anthony: El entonces el cardinal subrayó que el marido y la esposa deben estar subordinados el uno al otro. Sin embargo, actualmente, todos se centran el versículo en el que se dice que la mujer tiene que subordinarse al marido. Pero se olvida que después de esto san Pablo subraya –y éste era uno de los puntos principales del cardenal– que un marido debe amar a su esposa como Cristo ama a la Iglesia hasta el punto de sacrificar su propia vida por ella. Esto es lo que significa para el marido ser cabeza de la familia: imitar a Jesucristo como cabeza de la Iglesia.
El Señor es el primero en manifestar su señorío siendo el último de todos, poniéndose en el último lugar, haciéndose servidor de todos, lavando los pies de sus discípulos.