«A estos queridos hermanos nuestros les dirijo el tradición anuncio de alegría: «Christós anesti!». Sí, Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado», afirmó el Papa.
«Deseo de corazón que la celebración de la Pascua sea para ellos una oración conjunta de fe y de alabanza a Aquél que es nuestro Señor común y que nos llama a recorrer con decisión el camino hacia la comunión plena», añadió.
El obispo de Roma dirigió su saludo antes de rezar por primera vez el «Regina Caeli» a mediodía desde la ventana de su nuevo apartamento, junto a los miles de peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.
En su primer mensaje de pontificado, el 20 de abril, Benedicto XVI, confirmó su compromiso a favor de la búsqueda de la unidad plena entre los cristianos.
El 25 de abril, se encontró con los representantes de Iglesias ortodoxas y de Iglesias ortodoxas orientales que habían participado el día anterior en la misa de inicio solemne de su pontificado.
En ese encuentro, explicó que el camino «irreversible» «hacia la plena comunión querida por Jesús para sus discípulos implica una docilidad concreta a lo que les dice el Espíritu a las Iglesias, valentía, dulzura, firmeza y esperanza para llegar hasta el final» (Cf. Zenit, 25 de abril de 2005).
En varias ocasiones, Juan Pablo II había expresado su deseo de que los cristianos de las diferentes confesiones alcancen un acuerdo para celebrar en el mismo día la Pascua de Resurrección, como signo de búsqueda de la unidad plena.
La diferencia de fechas en la celebración de la Pascua surgió con motivo de la reforma del calendario litúrgico realizada por el Papa Gregorio XIII en 1582. Los cristianos de oriente, en su mayoría ortodoxos, sin embargo, siguen calculando la fecha de la Pascua según el antiguo calendario Juliano, establecido por Julio César, en el año 46 antes de Cristo.