RIMINI/CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 4 mayo 2005 (ZENIT.org).- Con el vivo recuerdo del fundador de «Comunión y Liberación» (CL), monseñor Luigi Giussani, fallecido el 22 de febrero, cuyos funerales presidió siendo purpurado como enviado de Juan Pablo II, Benedicto XVI se ha hecho «espiritualmente partícipe» de los ejercicios espirituales anuales del movimiento en la localidad italiana de Rimini (29 de abril – 1 de mayo).
En presencia de 27 mil miembros de la Fraternidad de CL dieron comienzo los ejercicios, mientras que 60 países estuvieron conectados por videoconferencia, por primera vez Uruguay, Honduras, Egipto y Etiopía. La convocatoria tuvo como eje el tema «La esperanza que no falla», de la Carta del Apóstol Pablo a los Romanos (5,5).
Benedicto XVI, a través de un mensaje enviado por el cardenal Angelo Sodano --secretario de Estado del Vaticano--, quiso transmitir su cercanía a los participantes y su bendición apostólica.
«Mientras está aún vivo en su alma el recuerdo de las conmovedoras exequias del desaparecido don Luigi Giussani en la catedral de Milán, el Santo Padre, espiritualmente partícipe en el fervor de estos días de reflexión y de oración (...), desea vivamente que aquellos sean fecundos en ascética renovación y ardiente celo apostólico y misionero», se lee en el texto.
La misiva está dirigida al sacerdote español Julián Carrón, a quién el propio fundador de CL había señalado para su sucesión. El pasado 19 de marzo fue elegido por la diaconía central al frente de la Fraternidad. Es quien ha dirigido estos ejercicios espirituales.
«Es significativo el tema de las meditaciones»: «la esperanza», reconoció el cardenal Sodano. «¡Qué actual es para nuestro tiempo comprender el valor y la importancia de la esperanza cristiana, que hunde sus raíces en una fe sencilla y sin titubeos hacia Cristo y su palabra de salvación!», constató.
Aseguró que «es de esta esperanza» de la que «se alimentó el querido don Luigi Giussani», tras cuyos pasos quiere continuar caminando CL.
El purpurado no dudó en proponer a monseñor Giussani y a Juan Pablo II como testigos de esperanza.
«Vuestro fundador --dice a Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de CL-- precedió en poco tiempo el pío tránsito del amado Santo Padre Juan Pablo II. Los dos ardientes testigos de Cristo nos dejan en herencia el testimonio de una total dedicación a la “esperanza que no falla” (Rm 5,5), la esperanza que el Espíritu Santo infunde en los corazones de los creyentes derramando en ellos el amor de Dios».
Cinco décadas se cumplieron precisamente el pasado octubre desde que el celo sacerdotal de Luigi Giussani dio vida, a partir del Liceo «Berchet», a una iniciativa de presencia cristiana llamada Juventud Estudiantil --GS (Gioventù Studentesca)--.
Se transformaría en «Comunión y Liberación», cuyas siglas actuales aparecieron por primera vez en 1969. Sintetizan el convencimiento de que el acontecimiento cristiano, vivido en la comunión, es el fundamento de la auténtica liberación del hombre. En 1982 el Consejo Pontificio para los Laicos reconoció CL como Asociación de Derecho Pontificio. En la actualidad está presente en cerca de setenta países en los cinco continentes.
No prevé ninguna forma de inscripción, sino la libre participación. Un instrumento fundamental de formación de los seguidores del movimiento es la catequesis semanal denominada «Escuela de comunidad».
La finalidad de este movimiento eclesial es la educación cristiana de sus propios seguidores y la colaboración con la misión de la Iglesia en todos los ámbitos de la sociedad contemporánea.
El pensamiento de monseñor Giussani, fallecido a los 82 años, se sintetiza en su gran pasión: el descubrimiento del infinitamente grande e infinitamente pequeño, es decir, el misterio de Cristo, Dios hecho hombre. Esta es la esencia de «Comunión y Liberación». Giussani siempre orientó todo a la belleza y al gozo del encuentro con el Redentor del hombre.
Más información en www.clonline.org .
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May 04, 2005 00:00