LYÓN, lunes, 16 mayo 2005 (ZENIT.org).- Las Obras Misionales Pontificias (OMP) se han encargado del sostenimiento de la formación de 80.297 seminaristas en países de misión en 2004.
Así lo reveló la relación que presentó el secretario general de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, monseñor José A. S. Gálvez, en la Asamblea General anual de las OMP, clausurada el viernes pasado en Lyón (Francia).
Las OMP, aunque son cuatro –fundadas en momentos y por personas distintas– («Obra Pontificia de Propagación de la Fe», «Obra Pontificia de la Santa Infancia», «Obra Pontificia de San Pedro Apóstol» y «Obra Pontificia de la Unión Misionera»), constituyen una única institución y tienen una misión fundamental que las une: promover el espíritu misionero universal en todo el Pueblo de Dios que es la Iglesia.
La Obra Pontificia de San pedro Apóstol, fundada en Caen (Francia) en 1889 por Jeane Bigard y su madre Stephanie, se orienta a la fundación y ayuda espiritual y económica de Seminarios e Instituciones de formación religiosa en tierras de misión. La asistencia financiera se realiza a través de un Fondo de Solidaridad que permite la programación y la realización de las obras de formación.
Los 80.297 seminaristas beneficiados en 2004 por la ayuda de la O. P. de San Pedro Apóstol residen en 924 seminarios: 516 son seminarios mayores, 101 propedéuticos y 307 menores.
Los rectores de dichos seminarios se dirigen al Secretariado Internacional, que tiene su sede en Roma, solicitando ayuda para el mantenimiento de los seminaristas o para ayudas de tipo extraordinario, tales como la construcción de nuevos edificios, reparaciones u otras necesidades.
La O. P. de San Pedro Apóstol recoge donativos de todo el mundo a través de los directores nacionales de las OMP, quienes en cada nación organizan una jornada de sensibilización ante las necesidades del clero nativo en tierras de misión o recogen donativos de miles de benefactores que «adoptan» a un seminarista durante el período de su formación al presbiterado.
Y es que el aumento de vocaciones en los territorios que dependen de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos –subraya su órgano informativo, «Fides»– contrasta con la falta de medios de estas naciones, de forma que sin la solidaridad de los católicos de todo el mundo no se podría formar un clero local capaz de guiar las comunidades de estas Iglesias jóvenes.
Los continentes que cuentan con mayor número de aspirantes al sacerdocio son África –con 51.622– y Asia –con 20.829–. En Oceanía la Obra Pontificia ha ayudado a 930 seminaristas, y en América y Europa, donde pocas circunscripciones eclesiásticas dependen de «Propaganda Fide», ha apoyado a 6.916 alumnos.
Si bien la vocación de la O. P. de San Pedro Apóstol es la ayuda a la formación del clero nativo, también sostiene a las Congregaciones Religiosas que tienen sus noviciados en países de misión: el año pasado 3.379 novicios y 6.556 novicias se beneficiaron de los donativos que los fieles de todo el mundo enviaron con este fin al Fondo de Solidaridad Internacional de esta institución (Cf. Zenit, 15 mayo 2005).
Por su parte, la Obra Pontificia de la Santa Infancia –o «Infancia Misionera»– apoyó económicamente en 2004 casi 3.000 proyectos presentados por obispos, párrocos, congregaciones religiosas y otras instituciones católicas que trabajan en las misiones, de acuerdo con el informe que presentó el secretario general de esta Obra, el padre Patricio Byrne SVD.
El deseo de que todos los niños del mundo puedan conocer a Jesús y tener una vida digna es lo que impulsó en 1843 al obispo francés Carlos Augusto de Forbin-Janson a fundar esta Obra Pontificia; su objetivo es que sean los propios niños los que, con sus oraciones y donativos, ayuden a otros niños en todo el mundo.
Las escuelas infantiles recibieron en 2004 la mayoría de las ayudas con el fin de construir nuevos edificios, hacer reformas y comprar comida o material didáctico.
A continuación figuran las subvenciones dirigidas a proyectos que «protegen la vida», tales como centros para niños huérfanos, casas de acogida para niños vagabundos o asistencia sanitaria a los recién nacidos.
Finalmente se encuentran las peticiones que tienen por objeto la «formación cristiana» a través de la construcción de aulas para el catecismo , la edición de publicaciones religiosas y la animación misionera entre los más pequeños.
Otra vez el continente que más ayuda ha recibido ha sido África –con el 52%–, seguido de Asia –donde fueron destinados el 40 % de los donativos–. América Latina, donde esta Obra Pontificia goza de gran popularidad –se la denomina «Infancia y Adolescencia Misionera»– recibió también numerosas ayudas, así como Oceanía.
Del «Fondo de Urgencia» que esta Obra constituye para hacer frente a desastres naturales o accidentes, recibieron ayuda durante el año pasado Sudán, Uganda, Haití, Perú, Irak y Mongolia.