CIUDAD DELVATICANO, domingo, 22 mayo 2005 (ZENIT.org).- Dios no es soledad, sino amor, y la persona humana, hecha a su imagen, sólo se realiza en el amor, constató este domingo Benedicto XVI.
El pontífice dedicó su mensaje ante varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, bajo un intenso sol, a comentar la solemnidad que en ese día celebraba la Iglesia, la Santísima Trinidad.
La festividad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, aclaró, revela que Dios es «Amor eterno e infinito». De hecho, reconoció, «esta es la palabra que resume toda la revelación: «Dios es amor»».
«Y el amor –explicó– es siempre un misterio, una realidad que supera la razón sin contradecirla, es más, exalta sus potencialidades».
El Papa teólogo aclaró que «Jesús nos ha revelado el misterio de Dios: Él, el Hijo, nos ha hecho conocer al Padre que está en los Cielos, y nos ha dado al Espíritu Santo, el Amor del Padre y del Hijo».
«La teología cristiana sintetiza la verdad sobre Dios con esta expresión: una sola sustancia en tres personas», siguió recordando.
Dado que «Dios no es soledad, sino comunión perfecta», subrayó, «la persona humana, imagen de Dios, se realiza en el amor, que es don sincero de sí mismo».