La conciencia de que la Eucaristía es el corazón de la Iglesia, en la oración del Papa

Intenciones para el mes de junio

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 31 mayo 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI rezará en especial en el mes de junio «para que el sacramento de la Eucaristía sea considerado siempre el corazón palpitante de la vida de la Iglesia».

Así lo anuncia la intención misionera del Apostolado de la Oración, que el Santo Padre asume como propia para ofrecer sus oraciones y sacrificios junto a miles de laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes y obispos del mundo entero.

Lanzando una mirada a partir del Concilio Vaticano II, el cardenal Telesphore Placidus Toppo, en su comentario a la intención misionera, constata que la Eucaristía ha centrado la atención de la Iglesia de modo evidente. De hecho, la asamblea conciliar promulgó su primera constitución «Sacrosanctum Concilium» sobre la Sagrada Liturgia el 4 de diciembre de 1963.

«En 1964 el Papa Pablo VI se acercó a la India para participar en el Congreso Eucarístico Inrernacional de Bombay» y en 1965 «publicó su Encíclica sobre la Eucaristía titulada “Mysterium Fidei”», apunta a «Fides» el presidente de la Conferencia de los Obispos Católicos de la India (CBCI).

Y «desde el inicio de su pontificado, Juan Pablo II, con ocasión del Jueves Santo, siempre ha enviado una Carta a los sacerdotes, quienes en la Celebración Eucarística actúan “in persona Christi”», recuerda.

El difunto Papa –sigue el prelado– escribió en 1980 «su carta apostólica “Dominicae Coenae”» en la que presentó algunos aspectos del Misterio Eucarístico y su importancia para la vida de cuantos son sus ministros.

Y otra carta apostólica –añade–, «Dies Domini», escribió Juan Pablo II para subrayar la importancia fundamental del Día del Señor para la vida de la Iglesia y para cada uno de los creyentes.

«Estos conceptos fueron evidenciados una vez más en otra carta apostólica, “Novo millennio ineunte”, de 2001», aclara el arzobispo de Ranchi, Estado indio de Bihar.

Además en 2003 promulgó la Encíclica «Ecclesia de Eucharistia» y ese mismo año, 40º aniversario de la «Sacrosantum Concilium», la carta apostólica «Spiritus et Sponsa» «llamó a la Iglesia a desarrollar una “espiritualidad litúrgica”» –subraya–; ésta fue seguida el 25 de marzo por la instrucción «Redemptionis Sacramentum».

Puntualiza el prelado indio que «sucesivamente el Santo Padre escribió la carta apostólica “Mane nobiscum Domine” para un año especial dedicado a la Eucaristía, que comenzó con el Congreso Eucarístico Internacional el 17 de octubre en Guadalajara (México) y que concluirá el 29 de octubre» próximo «con la clausura de la XI asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema “La Eucaristía, fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia”».

Con esta ocasión, «igualmente han sido emanadas concesiones particulares para ganar la indulgencia plenaria», precisa.

Para el cardenal Toppo, «todo esto ciertamente nos invita a unirnos al Santo Padre en ferviente oración durante el mes de junio para que el sacramento de la Eucaristía sea considerado siempre el corazón palpitante de la vida de la Iglesia».

Y es que –invita el purpurado– «todos los fieles deben ser cada vez mas conscientes de que el misterio de la muerte y resurrección de Jesús, que nos salva dándonos la vida, se hace presente en nuestros días ininterrumpidamente en todo el mundo, dándonos la oportunidad de unirnos a él».

«Este es el único misterio que puede reforzar y enriquecer a cada individuo, a cada familia, cada comunidad y pueblo, para alcanzar la plenitud de vida. Naturalmente esto requiere una participación activa en la celebración eucarística y en la acogida del Espíritu Santo», indica.

«Tenemos necesidad de que el fuego del amor queme dentro de nosotros, porque si ello no ocurre se extingue», alerta el arzobispo de Ranchi.

«Seamos conscientes de la presencia viva y vivificante del ininterrumpido latido del corazón de Jesús, la fuente de nuestra salvación –exhorta–. Cómo encontró maravillosamente el modo de estar siempre con nosotros. Verdaderamente es el Emmanuel, “Dios con nosotros”. Adorémosle. Contemplémosle y meditemos en todo lo que está recogido sobre Él en las Escrituras».

«Centrada en el sagrado latir del corazón de Jesús, el Camino, la Verdad y la Vida, la comunidad eclesial será ciertamente eficaz, como la sal de la tierra, la levadura en la masa y la luz del mundo», asegura.

Todos los meses, el Papa también ofrece sus oraciones por una intención general, que en junio dice así: «Para que nuestra sociedad ayude con gestos concretos de amor cristiano y fraterno a los millones de refugiados que se encuentran en condiciones de pobreza extrema y abandono».

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ZENIT Staff

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