MADRID, jueves 30 junio 2005 (ZENIT.org).- En el día en el que el Congreso de los Diputados aprobaba de forma definitiva el «matrimonio» entre personas del mismo sexo, la Conferencia Episcopal Española pidió a los ciudadanos oponerse a estas leyes injustas con todos los medios legítimos.

El «matrimonio» homosexual fue aprobado por 187 votos a favor, 147 en contra y cuatro abstenciones.

La ley entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Boletín Oficial del Estado, y se pone en la línea de las leyes en esta materia adoptadas por Bélgica y Holanda. El Senado de Canadá también debatirá una ley parecida que parece contar con el apoyo necesario para su aprobación el próximo mes.

«Hoy han quedado eliminadas sistemáticamente del Código las palabras “marido” y “mujer”, de tal modo, que el matrimonio, en cuanto unión de un hombre y una mujer, ya no es contemplado por nuestras leyes», afirma una nota de prensa publicada por la Conferencia Episcopal Española.

Por otra parte, este miércoles el Congreso de los Diputados aprobaba definitivamente la reforma del Código Civil en materia de separación y divorcio que permite el acceso directo al divorcio sin necesidad de separación previa y sin causa. Bastará con que uno de los esposos no quiera continuar el matrimonio para que pueda demandarse el divorcio, siempre que hayan transcurrido tres meses desde la celebración del matrimonio. Por este motivo, entre los medios de comunicación, la medida se llama «divorcio exprés».

La nota episcopal hace también mención a esta medida, consideran que con ella la institución del matrimonio ha perdido «su nota propia de estabilidad legal» y queda «reducida a un contrato ligero que cualquiera de las partes puede rescindir en virtud de su mera voluntad a los tres meses de haberlo estipulado».

«De este modo, las leyes españolas que regulan el matrimonio se han convertido en radicalmente injustas», consideran los representantes episcopales.

«No reconocen la realidad antropológica y social de la unión del hombre y la mujer en su especificidad y en su insustituible valor para el bien común, en concreto, para la realización personal de los cónyuges y para la procreación y educación de los hijos», aclaran.

«Nuestras leyes han dejado, por tanto, de tutelar adecuadamente los derechos de los padres, de los niños y de los educadores», añade la nota de los obispos.

«Por otro lado, al dejar prácticamente al arbitrio de la libertad individual la continuidad del pacto conyugal, dejan también desprotegido el vínculo matrimonial y abierto el camino legal a la conculcación de los derechos del otro cónyuge y de los hijos».

«Ante esta penosa y grave situación, es necesario confiar en que la sociedad española sabrá salir en defensa del matrimonio, de la familia y de los niños», explican.

«Es necesario oponerse a estas leyes injustas por todos los medios legítimos que el Estado de derecho pone a disposición de los ciudadanos», consideran.

«Hay que trabajar para que los derechos desprotegidos y conculcados sean de nuevo reconocidos y tutelados --concluye la nota de prensa--. Habrá que colaborar en el establecimiento de la justicia y abstenerse de toda complicidad con la injusticia».