COLONIA, viernes, 19 agosto 2005 (ZENIT.org).- El proceso de paz en Sudán no se verá interrumpido por la muerte del vicepresidente John Garang. Así lo ha asegurado en Colonia el cardenal Gabriel Zubeir Wako, arzobispo de Jartum, en una conferencia de prensa organizada por «Ayuda a la Iglesia Necesitada» con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.
En el encuentro con los medios de comunicación, el cardenal sudanés señaló que la desconfianza y las posibilidades de enfrentamiento entre el norte islámico y el sur cristiano-animista siguen siendo muy grandes, pero que «aún cabe la esperanza», si los sucesores de Garang mantienen en pie el «mensaje de paz» de este último.
John Garang, nombrado el 9 de julio de 2005 primer vicepresidente de Sudán, falleció el pasado 30 de julio en un accidente de helicóptero cuyas causas aún no han sido aclaradas. Tras su muerte empezaron los disturbios en la capital, Jartum. Garang fue uno de los fundadores del movimiento de liberación SPLA, que libró durante 21 años una guerra civil con el Gobierno central sudanés para lograr la independencia del sur del país.
En dicho conflicto, la población de esta región, compuesta principalmente de cristianos y animistas, se defendió contra la islamización del sur promovida desde Jartum y, sobre todo, contra la introducción de la ley islámica en sus provincias.
Otro motivo del largo conflicto ha sido la existencia de ricos yacimientos de petróleo en el sur sudanés. El 9 de enero de 2005 se firmó un acuerdo de paz en Nairobi (Kenia) que puso fin a una guerra que se inició en 1983, en la que según estimaciones de «Ayuda a la Iglesia Necesitada» pueden haber muerto 2’5 millones de personas, y más de 5 se han visto obligadas a abandonar su lugar de residencia.
En relación con la amenaza de secesión del país, el cardenal Wako señaló que los próximos años serán decisivos, y que la estabilidad del país dependerá en gran medida de la honestidad a la hora de repartir las materias primas y de imponer los derechos humanos.
Por ello consideró fundamental apoyar a los partidos que luchan seriamente por la democracia y los derechos del hombre.
También afirmó que es muy importante reinstaurar la presencia de la Iglesia para que los refugiados puedan regresar al sur del país, ya que «la gente acude a donde está la Iglesia, porque sabe que ahí recibirá ayuda», ha asegurado el cardenal Wako.
En Sudán viven cerca de 33 millones de personas distribuidas entre 572 tribus. En el norte del país predomina la población árabe-musulmana (39%), mientras que en el sur la población se compone principalmente de cristianos y seguidores de religiones naturales.
En total hay en Sudán un 70 por ciento de musulmanes suníes y casi un 20 por ciento de cristianos católicos.