BOGOTÁ, miércoles, 24 agosto 2005 (ZENIT.org).- El Gobierno del presidente colombiano, Álvaro Uribe, ha permitido que representantes de la Iglesia católica entablen «un prediálogo» con las los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) para asegurar el cese de hostilidades.

Así lo ha confirmado un comunicado emitido por la Conferencia Episcopal de Colombia este miércoles, después de que el mandatario se reuniera el 22 de agosto con la directiva de este organismo, con el arzobispo Beniamino Stella, y con el Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo Ramírez.

En el encuentro también participaron los dos obispos de las jurisdicciones donde fueron asesinados tres sacerdotes en días recientes, monseñor Jorge Enrique Lozano Zafra, obispo de Ocaña y monseñor Abraham Escudero Montoya, obispo de El Espinal.

El ELN ha pedido perdón por el asesinato de dos de estos sacerdotes, afirmando que provocó la muerte por «error».

En declaraciones a los medios, el presidente Uribe señaló que «si el ELN pide perdón, que ese perdón sea verdad y que haga la paz, porque no puede ser que maten, pidan perdón y sigan asesinando».

El primer mandatario expresó que en los próximos días se van a reunir representantes de la Nunciatura Apostólica, la Conferencia Episcopal, el Ministro de Defensa y los Altos mandos, para mirar los sitios del país donde se necesita reforzar la seguridad de los sacerdotes.

El presidente Uribe dijo que «el gobierno acepta el esfuerzo que la Iglesia haga para que se de un prediálogo que conduzca al cese de hostilidades y que este tema, el Alto Comisionado de Paz seguirá examinándolo con las directivas de la Conferencia Episcopal de Colombia».

El presidente ilustró también los tremendos ataques que ha experimentado la Iglesia católica a causa de la violencia y el terrorismo en el país.

«Desde 1984 hasta hoy han sido secuestrados cinco obispos, un arzobispo asesinado [monseñor Isaías Duarte Cancino, arzobispo de Cali], uno secuestrado y luego asesinado [monseñor Jesús Emilio Jaramillo, obispo de Arauca], varios sacerdotes asesinados».

«Además --recordó-- han sido averiadas y destruidas entre casas curales e Iglesias 71. La iglesia ha sufrido mucho por las acciones del terrorismo y el gobierno hará todos los esfuerzos para mejorarle la protección», prometió.