En una carta enviada este lunes al primer ministro británico Tony Blair, presidente de turno de la Unión Europea, a Javier Solana, alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad Común, y a Olli Rehn, comisario europeo para la Ampliación, el representante católico avanza dudas sobre las causas de la condena.
Se trata del caso del arzobispo Jovan Vraniskovski de Ochrid y metropolitano de Skopje, privado de su libertad desde el 26 de julio de 2005 en la Antigua República Yugoslava de Macedonia.
El obispo Homeyer pide a los tres líderes que hagan presión a los más altos niveles para promover la inmediata liberación del arzobispo Jovan, representante de la Iglesia Ortodoxa Serbia en Macedonia.
El arzobispo Jovan fue condenado el 1 de julio de 2004 por haber instigado el odio étnico, racial y religioso y promover la intolerancia y la discordia.
La sentencia fue confirmada por la Corte de Apelo de Bitola el 23 de junio de 2005. Según esta sentencia, el arzobispo debe pasar dos años y medio en la cárcel.
Según un comunicado de prensa emitido por la COMECE, monseñor Homeyer expresa profunda preocupación por la sentencia contra el arzobispo Jovan, «pues hay razones para creer que las declaraciones realizadas por el arzobispo estaban en consonancia con las facultades de libertad de religión y de libertad de expresión expresadas por los artículos 9 y 10 de la Convención Europea para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales.
Por este motivo, monseñor Homeyer, obispo emérito de Hildesheim (Alemania), pide a los tres líderes que mantengan contactos y discusiones para liberar al prelado ortodoxo.
