CIUDAD DEL VATICANO, martes, 28 febrero 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI espera que las formas de microcrédito se conviertan en una expresión concreta de solidaridad.
Así lo explica el telegrama enviado por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, en nombre del Papa, a los participantes en la Conferencia Internacional organizada en el Vaticano por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz entre el lunes y martes sobre «Microcrédito y lucha contra la pobreza».
En su mensaje, el pontífice alienta un «renovado compromiso por la promoción de la cultura de la solidaridad, inspirada en los valores evangélicos».
En el congreso han participado personalidades como Marilou Uy, directora de la sección financiera del Banco Mundial; Richard Weingarten, secretario ejecutivo del Fondo para el Desarrollo del Capital de las Naciones Unidas; Leonor Melo de Velasco, presidenta de la Fundación colombiana «Mundo Mujer-Popayan», y Jonathan Morduch, profesor de Economía y Política Pública en la New York University.
En el encuentro se han escuchado también testimonios como el del director de «Safesave» de Bangladesh, Stuart Rutheford; del director del sector de inversiones del grupo holandés «Oikocredit», Ben Simmes; del director de la sección de microfinanciación del británico «Citigroup», Robert Annibale.
Se han presentado también testigos de la aplicación del microcrédito en todo el planeta, en particular en Etiopía, Ruanda, Perú, India y Camboya.
El cardenal Renato R. Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, quien inauguró y clausuró la conferencia, denunció al ilustrar las conclusiones «el riesgo de que el microcrédito sea considerado por algunos como una golosa oportunidad para ampliar los propios mercados financieros, guiados únicamente por la idea de la máxima ganancia».
Por este motivo, dijo, el microcrédito «debe concebirse como un instrumento de financiación para integrar a los pobres dentro de los procesos virtuosos de desarrollo, caracterizados por una cultura de la participación y de la experiencia solidaria, del protagonismo de los mismos pobres a la hora de dar respuestas adecuadas a sus problemas».
La señora Marilou ilustró experiencias de microcrédito, como el «Grameen Bank» (conocido como «el Banco de los Pobres» de Bangaldesh) o la mexicana «BANSEFI» que ofrece 5.000 puntos de acceso a microcrédito, el 50% en áreas rurales.
Uy explicó que «la disponibilidad de financiación, en pequeñas cantidades, es fundamental para hacer que nazca y se difundan oportunidades económicas que se contrapongan a la pobreza».