MADRID, vienes, 12 mayo 2006 (ZENIT.org).- El jefe del Departamento de Biopatología Clínica del Hospital Universitario la Fe de Valencia y miembro de la Pontificia Academia para la Vida, Justo Aznar, ha segurado que con la nueva Ley sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida, aprobada este jueves en el Congreso de los Diputados, España da «un paso gigante» al «trato inhumano de los embriones»
«Con la aprobación de esta ley, nuestro país da un paso de gigante en el desafortunado camino de legalizar el trato más inhumano a los embriones, sin duda los más débiles entre los débiles de los seres humanos vivos», aseguró en declaraciones publicadas por Análisis Digital, órgano informativo que depende la archidiócesis de Madrid.
Además, lamentó que «en asuntos de tan notable importancia moral no se haya consultado a la ciudadanía, como se ha hecho en otros países cercanos al nuestro», como en el caso de Italia, y «se de carta de naturaleza legal, por una mayoría parlamentaria tan exigua, a actividades tan contrarias a la dignidad que el embrión humano preimplantado merece».
Asimismo, aseguró que con la aprobación de esta ley, España «se unirá a los nueve países que en el mundo ya permiten la utilización de embriones humanos para fines experimentales, práctica totalmente ajena al bien del propio embrión».
El doctor Justo Aznar se quejó de que el Congreso de los Diputados no tuviera en consideración ninguna de las enmiendas propuestas en el Senado. En definitiva la nueva normativa «abre la posibilidad a una amplia manipulación de los embriones humanos y plantea problemas bioéticos de indudable calado».
Según enumeró Aznar, la ley permitirá «la utilización del término preembrión, algo biológicamente en total desuso» y cuyo fin es manipularlo sin ninguna responsabilidad ética; «la apertura a cualquier tipo de clonación humana, que no sea la reproductiva»; «el incremento del número de embriones humanos congelados, que podrán ser utilizados en experimentaciones biológicas», al no limitar su número habrá un exceso que se congelarán o destruirán.
También habilitará «la utilización de embriones humanos frescos para la investigación»; «la apertura del camino al diagnóstico genético preimplantatorio, con las graves dificultades éticas que esto implica, al ser una práctica claramente eugenésica», se evitará por un lado el nacimiento de niños enfermos y por otro se abrirá la posibilidad de crear niños-medicamento, y «la fecundación de ovocitos animales con espermatozoides humanos, es decir, abrir la puerta a la posibilidad de crear híbridos entre hombre y animal».