Testimoniar la procreación como fruto del amor, desafío de las familias; asegura el Papa

Análisis sobre los desafíos de la vida y la familia

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que las familias cristianas tienen hoy el desafío de testimoniar con su vida que la procreación es fruto del amor, pues una persona no es simple mercancía.

Fue el mensaje que dejó este sábado a los participantes en la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para la Familia, que se ha celebrado en Roma del 11 al 13 de mayo bajo la presidencia del presidente de ese dicasterio vaticano, el cardenal Alfonso López Trujillo.

«El momento histórico que estamos viviendo exige que las familias cristianas testimonien con valiente coherencia que la procreación es fruto del amor», dijo el pontífice después de haber reivindicado para el embrión humano un trato como «persona».

«Un testimonio así será un estímulo para los políticos y legisladores para que salvaguarden los derechos de la familia», afirmó.

El Papa constató que en varios países se están reconociendo jurídicamente las «uniones de hecho» que, «rechazando las obligaciones del matrimonio, pretenden gozar de derechos equivalentes».

«A veces –añadió–, además, se quiere incluso llegar a una nueva definición del matrimonio para legalizar las uniones homosexuales, atribuyéndoles también a ellas el derecho a la adopción de los hijos».

Y, sin embargo, constató «la unidad y la firmeza de las familias ayudan a la sociedad a respirar los auténticos valores humanos y a abrirse al Evangelio».

Estas familias, añadió, dan también optimismo a las sociedades contemporáneas que sufren el así llamado «invierno demográfico», «con el consiguiente envejecimiento progresivo de la población».

«En ocasiones parece que las familias están asediadas por el miedo ante la vida, la paternidad y la maternidad. Es necesario volverles a dar confianza para que puedan seguir cumpliendo con su noble misión de procrear en el amor», aseguró.

El Papa también señaló signos de esperanza: «Gracias a Dios, especialmente entre los jóvenes, muchos están redescubriendo el valor de la castidad, que se presenta cada vez más como una garantía segura del amor auténtico».

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ZENIT Staff

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