ROMA, lunes, 15 mayo 2006 (ZENIT.org).- Publicamos íntegramente el comunicado que ha enviado este viernes a Zenit la Oficina de Información del Opus Dei –Prelatura de la Iglesia Católica— en respuesta a unas declaraciones del director de la película «El Código da Vinci», a pocos días de su estreno.
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La prensa italiana ha publicado este jueves algunas entrevistas a Ron Howard, director de la película Da Vinci Code. En las frases que se le atribuyen, Howard afirma que “negar el derecho de ver el film es un acto fascista”, y también que “decir a alguien que no vaya a ver la película es un acto de militancia y la militancia genera odio y violencia”. En esas entrevistas se menciona varias veces al Opus Dei. Las frases parecen referirse a las recientes declaraciones de algunas autoridades de la Iglesia.
Me atrevería a rogar a Ron Howard que mantenga la serenidad y se exprese con respeto.
No conviene perder de vista la realidad de la situación: esta película es ofensiva para los cristianos, Howard representa al agresor, y los católicos son víctima de una ofensa. No se puede quitar al agredido incluso el último derecho, el de expresar su punto de vista. No son las declaraciones de algunos eclesiásticos o la petición respetuosa del Opus Dei de incluir una advertencia al inicio del film de que se trata de un trabajo de ficción, las que generan violencia: son más bien los retratos odiosos, falsos e injustos, los que alimentan el odio.
En sus declaraciones, Howard repite también que es simplemente una película, una historia inventada, y que no hay que tomarla demasiado en serio. Pero no es posible negar la importancia del cine y de la literatura. La ficción influye en nuestro modo de ver el mundo, sobre todo entre los jóvenes. No es serio no tomársela en serio. Ciertamente, la creatividad artística necesita un clima de libertad, pero la libertad no se puede separar de la responsabilidad.
Imagine usted una película que cuente que Sony esta detrás de los atentados de las Torres Gemelas, que promovió porque quería desestabilizar los Estados Unidos. O bien una novela que revele que Sony pagó al pistolero que disparó al Papa en la Plaza de San Pedro en 1981, porque quería oponerse al liderazgo moral del Santo Padre. Son sólo historias inventadas. Supongo que Sony, una empresa respetable y seria, no estaría contenta de verse retratada de este modo en las pantallas, y que no se quedaría satisfecha con una respuesta del tipo: “no se preocupe, es sólo ficción, no hay que tomarla demasiado en serio, la libertad de expresión es sagrada”.
En todo caso, quienes han participado en el proyecto de la película no tienen motivos para preocuparse. Los cristianos no reaccionarán con odio ni violencia, sino con respeto y caridad, sin insultos ni amenazas. Pueden seguir calculando tranquilos el dinero que recaudará la película. Porque la libertad del beneficio económico parece la única libertad sagrada de verdad, la única exenta de toda responsabilidad. Es probable que recauden mucho dinero, pero están pagando un alto precio al deteriorar su prestigio y su reputación.
Espero que la polémica de estos meses no sea estéril, que sirva para que se reflexione sobre el carácter relativo del beneficio económico cuando están de por medio valores más altos; sobre la importancia de la ficción; sobre la responsabilidad que acompaña y protege siempre a la libertad.”
El plan de comunicación de la Oficina ante este caso se puede encontrar en www.opusdei.org . Allí se explica con detalle la posición que ha mantenido en estos meses.
Manuel Sánchez Hurtado
Encargado de relaciones con la prensa internacional
Oficina de información del Opus Dei en Roma