CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 18 mayo 2006 (ZENIT.org).- El hecho de que la Iglesia sea la única que defiende explícitamente cuestiones fundamentales para el hombre explica que se intente desacreditarla con calumnias, considera el Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El arzobispo Angelo Amato sdb reflexionó el miércoles ante los micrófonos de Radio Vaticano sobre recientes publicaciones como «El Código da Vinci» o el «Evangelio de Judas».
«Es un hecho que hoy se puede hablar mal del Papa impunemente, como se está haciendo en Alemania con unos dibujos animados. Se puede también falsificar al gusto de cada uno la historia del cristianismo sin un mínimo –no digo ya respeto religioso– de ética histórica elemental», advirtió.
En este sentido, el contenido de las citadas publicaciones, «carente de fundamento real», «parece una calumnia respecto a la Iglesia –apuntó–, orientada a desacreditarla».
Una intención que, para el prelado italiano se explica porque «la Iglesia es hoy la única que protege claramente, explícitamente, la vida humana desde su inicio hasta su muerte, la única que protege a la familia, la única que dice una palabra clara en temas de ética sexual y de bioética, la única que propone los valores de los Diez Mandamientos».
En cuanto a «El Código da Vinci» –cuya película está apunto de estrenarse mundialmente–, denunció: «Todo el libro es una malvada distorsión de la verdad».
«Por ejemplo, negar la divinidad de Jesús y afirmar que la inventó el Concilio de Nicea del año 325 d.C. significa falsificar la historia», alertó.
Y es que –recordó monseñor Amato– ya «inmediatamente después de la muerte y la resurrección de Cristo, en torno a los años 40 d.C., la Iglesia cantaba en el famoso himno contenido en Carta de San Pablo a los Filipenses»: «Cristo, siendo de condición divina, no consideró como presa codiciable el ser igual a Dios» (Flp 2,6. Ndr).
Para defender las verdades de fe, la Iglesia «prosigue su obra de defensa de la doctrina mediante el Magisterio del Papa y de los obispos», y a través de la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe «sigue protegiendo al pueblo cristiano también mediante la corrección de hipótesis teológicas equivocadas», recalcó el secretario del dicasterio.
Pero, en su opinión, «las Iglesias y las comunidades cristianas deberían hablar más fuerte, gritar la verdad desde los tejados, como dice el Evangelio, para frenar la mentira, que lamentablemente emplea todas las armas de la persuasión mediática para lograr este consenso de masa».