Nuevamente ha dado voz a los detenidos la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) «AsiaNews», la cual varias veces ha insistido en que el proceso que ha acabado en este punto ha estado marcado por intimidaciones a gran escala de extremistas islámicos y los jueces no han prestado atención a los testigos de la defensa, exculpatorios de los cargos que se imputan a los tres católicos.
Poso (en las islas Sulawesi, Indonesia) fue escenario de 1998 a 2001 de sangrientos enfrentamientos entre cristianos y musulmanes que costaron la vida a más de dos mil personas.
En ese contexto, en 2000 se produjo la masacre de dos centenares de musulmanes; fueron acusados de implicación en los hechos los católicos Fabianus Tibo (60 años), Dominggus da Silva (42 años) y Marinus Riwa (48 años). Arrestados ese mismo año, en 2001 el tribunal regional de Palu les condenó a muerte.
Ningún musulmán ha sido procesado por los violentos sucesos de entonces, que en cualquier caso siguen sin aclarar.
El pasado 10 de mayo, tras el «no» del presidente Susilo Bambang Yudhoyono a la segunda petición de gracia, todo indicaba que faltaban tres días para la ejecución de «Tibo y compañeros» (v. Zenit 12 de mayo), come se conoce desde hace tiempo a los tres católicos.
Y también lleva meses pareciendo «inminente» la ejecución, «pero hasta el momento nunca se ha revelado una fecha oficial», apuntó el viernes pasado la agencia del PIME, confirmando que «prosiguen las protestas de grupos pro derechos humanos y de la comunidad cristiana indonesia, que consideran «injusto» el proceso sufrido por los tres».
Los familiares de los condenados pudieron visitarles el jueves en la cárcel de Palu. El encuentro duró diez horas.
Tras él, un familiar, Anselmus da Silva, declaró: «Tibo y sus compañeros piden el apoyo moral de todos los católicos del país; es el grito de gente impotente que tras los barrotes busca aún justicia».
«Los tres están emocionalmente estables y conscientes de hallarse plenamente en manos de Dios –añadió, según recoge «AsiaNews»–; están preparados para morir como «mártires» inocentes; no es la ejecución lo que les preocupa, sino el destino de sus familias».
La agencia del PIME informa de que hace más de una semana el jefe de policía de la provincia de Sulawesi central, Oegroseno, se reunión con algunos altos funcionarios del gobierno y de la seguridad, y expresó serias dudas sobre la capacidad de los tres condenados de «orquestar» enfrentamientos como los de hace años.
Y dijo que los tres deberían seguir con vida, «como testigos clave para desvelar el misterio que se oculta tras aquella violencia», sigue citando la agencia.
«Pero parece –comenta «AsiaNews»– que desde hace algún día el Ministerio indonesio de Política y Seguridad ha pedido a la Oficina del Fiscal de Sulawesi que señale una fecha precisa para la ejecución».