Ante la secularización, obispos europeos relanzan la catequesis como iniciación cristiana

Décimo encuentro de obispos y directores nacionales de catequesis en Europa

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SAN GALLO, lunes 22 mayo 2006 (ZENIT.org).- Ante el alto índice de personas que se alejan de la Iglesia, son de gran utilidad los servicios catequéticos diocesanos y nacionales, catequistas laicos cada vez mejor formados y sacerdotes dotados de un talante pastoral adecuado.

Es esto en resumen lo que se dijo en el décimo encuentro de obispos y directores nacionales de catequesis de Europa, celebrado Roma del 8 al 11 de mayo, con más de sesenta participantes.

El encuentro es fruto de un esfuerzo de sinergia entre el Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas (CCEE) y la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), coordinado por el obispo Cesare Nosiglia de Vincenza, delegado de Catequesis, Escuela y Universidad del CCEE, y por monseñor Walter Ruspi, director nacional de la CEI para la Catequesis.

El tema elegido para este encuentro fue «La iniciación cristiana como proceso para llegar a ser cristianos».

Participaron 13 obispos de 12 conferencias episcopales, junto a representantes de 26 conferencias episcopales, de 27 países de Europa, y de la Conferencia Episcopal de Kazajstán.

Durante las intervenciones y en los encuentros entre los diversos grupos, quedó claro «lo útiles que son los servicios catequéticos diocesanos y nacionales, allí donde existen, en su oferta de apoyo a diócesis, parroquias y otras comunidades», afirma un comunicado final difundido por el CCEE.

«Además, se ha comprobado que la creatividad está al orden del día para construir «espacios de bienvenida y evangelización»», sigue el comunicado.

«La importancia de mantener los contactos con los nuevos miembros de la Iglesia ha sido subrayada por participantes de toda Europa, a la luz del preocupante índice de defección ya en el primer periodo que sigue al catecumenado», añade.

En el encuentro, se subrayó la importancia de que «los sacerdotes acepten el hecho de que tienen necesidad de ayuda para actuar con un talante pastoral adecuado, así como instrumentos para el trabajo con los catecúmenos. El servicio y la escucha son en todas partes las palabras clave, y atañen a todos los que están implicados en el proceso».

«Se ha visto que muchos de los que se acercan a la Iglesia son personas en búsqueda de lo espiritual, no personas que ‘obedecen a ciegas’, como sucedía antes, y es importante reconocer que muchos de quienes buscan provienen de las filas de los nuevos pobres: prisioneros, navegantes, estudiantes, militares, inmigrantes y pertenecientes a las minorías étnicas más consolidadas».

«El apoyo de las conferencias episcopales a programas eficaces y de relevancia esencial es vital para una sólida formación de los catequistas y no sólo la buena voluntad», subraya el comunicado final.

En concreto, la prioridad de tener catequistas laicos ha sido interpretada a la luz del hecho de que «la mayor parte de los sacerdotes son extranjeros», lo que se «traduce en una necesidad todavía más grande de gente del lugar, capaz de acercarse mucho más a la gente que los sacerdotes (extranjeros) y los religiosos que actualmente gestionan todo».

Se señaló también la necesidad de «enfoques radicalmente diferentes para los diversos tipos de personas que vienen a la Iglesia: los que han sobrevivido como miembros de comunidades católicas clandestinas se comprende que todavía desconfíen de los encuentros de grupo y el intercambio de experiencias y, por consiguiente, que emprendan un camino muy individual en relación a los sacramentos».

Otros de los temas abordados fueron las dificultades que pueden nacer de «cuestiones de nacionalidad y de etnicidad» por lo que se refiere por ejemplo a los convertidos del Islam.

A la hora de hacer balance de los diversos debates afrontados, monseñor Nosiglia subrayó la necesidad de «caminos diferenciados” que reflejen fielmente y correspondan a las “diversas situaciones de los individuos».

«Llegar a ser cristiano es un proceso que dura toda la vida y está profundamente relacionado con la experiencia de «llegar a ser humanos»», afirmó el obispo de Vicenza.

«La familia desempeña un papel decisivo en el apoyo a la iniciación. Los movimientos eclesiales son de gran ayuda donde existe una verdadera unidad con el obispo del lugar» y por ello «el mandato del obispo es esencial para quienes acompañan a los catecúmenos», afirmó el obispo.

El CCEE reúne a los presidentes de las actuales 34 conferencias episcopales europeas. Está presidido por monseñor Amédée Grab, obispo de Coira, Suiza; son vicepresidentes el cardenal Josip Bozanic, arzobispo de Zagreb, y el cardenal Cormac Murphy O’Connor, arzobispo de Westminster. El secretario general es monseñor Aldo Giordano. La sede del secretariado está en San Gallo, Suiza.

Este organismo, cuya asamblea constitutiva se celebró en Roma en 1971, es un ámbito de colaboración, espíritu sinodal y comunión entre los obispos de las conferencias episcopales europeas.

Colabora con la Conferencia de las Iglesias de Europa (KEK), en la que están representadas 125 iglesias de las tradiciones ortodoxa y protestante, además de los organismo europeos para los religiosos (UCESM), los sacerdotes (CCPE), los laicos (FEL), y asociaciones de caridad como «Renovabis», «Ayuda a la Iglesia Necesitada» y Caritas Europa.

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ZENIT Staff

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