Al recordar su figura, «Radio Vaticano» le presentó este jueves como una «personalidad estimada por intelectuales y políticos, incluso no cristianos», que «ha reconstruido la Iglesia de Xian después de la persecución de la Revolución Cultural, reforzando las comunidades cristianas y los institutos religiosos en el compromiso de cariad y en los estudios teológicos».
Por su parte, la agencia «AsiaNews» revela que falleció con el anillo que le envío Benedicto XVI tras el Sínodo de la Eucaristía. A quien le visitaba en el hospital, monseñor Li Duan se lo mostraba con orgullo: «Este es el signo de mi comunión con el Papa», decía.
Monseñor Li Duan sufrió con frecuencia controles e interrogatorios por parte de la policía y pasó en la cárcel largos períodos de su vida.
Era conocido como uno de los mayores defensores de libertad religiosa en China y, gracias al renacimiento experimentado a través de su ministerio, su archidiócesis cuenta hoy con 59 sacerdotes, 300 religiosas, 60 parroquias y más de 20.000 fieles, según números ofrecidos por «Radio Vaticano».