BEIRUT/JERUSALÉN, jueves, 25 mayo 2006 (ZENIT.org).- Lejos de «llorar y limitar su papel con el pretexto de ser perseguidos», los cristianos de Oriente Medio «deben insistir en su derecho a existir» y reforzar su formación religiosa y cultural, alerta el Patriarca latino de Jerusalén.
Generalmente, cuando se habla de Oriente Medio se alude al conjunto de países formado por Arabia Saudita, Bahrein, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Irak, Israel, Jordania, Kuwait, Líbano, Omán, Qatar, Siria, Turquía y Yemen, así como los territorios de Gaza y Cisjordania.
La agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) «AsiaNews» publicó el miércoles la conversación que había mantenido con Su Beatitud Michel Sabbah.
El Patriarca de Jerusalén, hablando de la libertad religiosa en Oriente Medio, indicó en Líbano «el único país árabe donde la Iglesia puede tener influencia gracias a la existencia de pensadores cristianos libaneses capaces de transmitir el pensamiento cristiano».
Y pidió a las comunidades cristianas emprender «un camino de perdón y de aceptación del otro». «Porque todos somos cristianos en una sociedad árabe, debemos construir una sociedad tolerante que esté reconciliada y abierta a los demás», expresó.
En cuanto a la necesidad de reforzar su papel y lugar en la región, los cristianos deben orientarse a una completa formación, en lugar de lágrimas y lamentos, apuntó el Patriarca.
Pertenecen «con pleno derecho» a sus tierras de origen, y no deben «llorar y limitar su papel con el pretexto de ser perseguidos, sino que deben insistir en su derecho a existir», recalcó.
Por otro lado, la comunidad internacional tiende a colaborar con el más fuerte, y «en Oriente Medio el más fuerte en la época actual es el musulmán, y esta comunidad está dispuesta a ofrecer a los cristianos como sacrificio si pudiera resolver el conflicto», considera monseñor Sabbah.
Aludiendo al problema de Oriente Medio, el Patriarca latino de Jerusalén apuntó en esta ciudad «la clave de la solución»: la Ciudad Santa «debe estar abierta a todos y gobernada por sus ciudadanos».
Igualmente anunció el proyecto «para formar un consejo superior cristiano-musulmán-judaico, orientado a coordinar la vida de los fieles en la Ciudad Santa».
No omitió señalar el estado de miedo que reina en los territorios palestinos, donde «hay odio de los musulmanes hacia los cristianos, y los cristianos temen a los musulmanes».