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Ante la Virgen de los Desamparados, le pedimos que sea consuelo para todas las familias que han sufrido las consecuencias del accidente, que ha sumido en el dolor y el luto a sus hijos en esta ciudad.
Con el corazón puesto en la misericordia divina, recemos todos juntos un Padrenuestro en sufragio de quienes están ahora en la presencia de Dios.
Todos:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal. Amén.
Dales, Señor el descanso eterno,
y brille para ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. Amén.
[Texto original en español
© Copyright 2006 – Libreria Editrice Vaticana ]