El desafío de los cristianos venidos del Islam (I)

Entrevista a Giorgio Paolucci, redactor jefe de «Avvenire»

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ROMA, lunes, 11 septiembre 2006 (ZENIT.org).- El periodista italiano Giorgio Paolucci acaba de presentar en Italia un libro escrito junto al periodista libanés a Camille Eid («Los cristianos venidos del Islam» («I cristiani venuti dall’Islam», editorial Piemme).

El libro recoge los testimonios de musulmanes residentes en Italia que incluso arriesgando la propia incolumidad, tras haber sido atraídos por el cristianismo, se han convertido y han recibido el bautismo.

Zenit a Paolucci, redactor jefe del diario católico italiano «Avvenire».

«El libro quiere sacar a la luz un iceberg –afirma el autor–. Mientras los occidentales que se convierten al Islam son muy conocidos, van a la televisión, son invitados por los programas más vistos, son presidentes de las asociaciones islámicas más famosas y no tienen problemas de visibilidad, nosotros nos hemos puesto a buscar a las personas que, por la naturaleza misma de su experiencia, tienen problemas para dar a conocer lo que han vivido, aunque estén muy contentos de lo que ha sucedido».

«Se trata de los musulmanes convertidos al cristianismo –añade el periodista–, personas que, por esta decisión libre suya, se van a encontrar con discriminaciones y amenazas, en algunos países islámicos pierden los derechos civiles y corren el riesgo de la pena de muerte, son rechazados por los mismos familiares y amigos porque son acusados de apostasía».

–Una investigación delicada y peligrosa…

–Paolucci: El primer problema fue encontrar a los convertidos del Islam al Cristianismo. Todos han oído hablar de Abdul Rahman, el afgano de 41 años que estuvo amenazado con la pena de muerte en marzo de este año, acusado de apostasía y que ahora vive en Italia, salvado gracias a una increíble movilización internacional. Cuando se produjo su caso, durante 15 días, todos los periódicos de Italia y de Europa y del mundo hablaron del problema de la apostasía y de la condena a muerte que el Islam prevé para quien se convierte a otra religión. Nuestra tarea era la de ir a conocer las historias y los rostros de estas personas, haciendo comprender que la cuestión no sólo afecta a países lejanos como Afganistán sino también a Europa e Italia.

–¿Por qué nos afecta?

–Paolucci: Uno de los frutos de la inmigración es que el Islam está entre nosotros. Estando entre nosotros, está en toda su complejidad, incluida la cuestión de la libertad religiosa, cuestión que los países islámicos y las relativas comunidades esparcidas por el mundo no han aclarado todavía. Queríamos hacer un libro que profundizara en las implicaciones teológicas, jurídicas y de la apostasía y de las relativas condenas, pero que lo hiciera a través de los itinerarios humanos, tratando de comprender cómo puede suceder que haya personas que amen tanto a Jesús como para arriesgarse a sufrir persecuciones y la pena de muerte.

En 1995, salió también en Italia el libro de Jean Pierre Gaudeul, «Vienen del Islam, llamados por Cristo» («Vengono dall’Islam, chiamati da Cristo» de la editorial Emi), cuyo objetivo era el de analizar las historias desde un punto de vista teológico. A nosotros en cambio nos interesaban las historias por entero. Nos ha costado dos años encontrarlas porque es muy difícil convencer a las personas a que hablen, organizar los relatos de modo que permanezca la esencia, cambiando las connotaciones por razones de seguridad… Al final, hemos encontrado treinta historias, algunas contadas personalmente, otras recogidas por teléfono o Internet, otras recuperadas de algunos raros artículos de la prensa italiana.

–En la introducción al libro, el jesuita egipcio Samir Khalil Samir, profesor de Historia de la Cultura Árabe e Islamología en la Universidad Saint-Joseph de Beirut, afronta el problema de la apostasía. ¿Podría decirnos los resultados de su análisis?

–Paolucci: Según Khalil Samir, del estudio del Corán no se desprende que haya una pena de muerte para los apóstatas. Hay 14 suras en las que se habla de los castigos del apóstata, pero sólo en una de éstas se hace referencia al tipo de castigo y dice que «el apóstata será castigado con un castigo en este mundo y en el otro mundo». En el pasaje que dice «en este mundo» no se especifica cómo, mientras que el Corán en general es muy específico en las penas: si se roba, debe ser amputada la mano, si eres adúltero eres castigado con cien latigazos, etc. Samir subraya por tanto que el hecho de que los apóstatas sean condenados a muerte según el código penal de Arabia Saudita, Irán, Sudán, Yemen, Mauritania y Afganistán, no deriva de una prescripción coránica.

Si esto es verdad, los integristas islámicos que dicen que hay que matar a los apóstatas, no hablan en nombre del Corán. Este hecho es importante no sólo para los musulmanes que se convierten al cristianismo sino por el hecho de que la apostasía se ha convertido en los últimos treinta años en el instrumento principal para eliminar a los adversarios políticos. Muy a menudo los Hermanos Musulmanes y otros grupos acusan a sus adversarios de apostasía y por tanto no es ya un problema religioso sino una técnica de eliminación de la oposición. El análisis realizado por Samir sobre este argumento es revolucionario y se espera que suscite un debate interno en el Islam.

–¿Cuántos son en Italia los convertidos del Islam al cristianismo?

–Paolucci: No hay datos precisos. Por lo que se refiere a nuestra investigación podemos dar testimonio de algunos centenares de convertidos, provenientes de países del norte de África, de Oriente Medio y de Asia. Algunos han sido bautizados en Italia, otros bautizados en su país y luego vinieron a vivir a Italia. Otros bautizados en un tercer país y luego llegaron aquí.

De las historias que hemos recogido resulta que hay interrogantes que están en el corazón de cada persona: el sentido de la vida, la felicidad, el amor, la amistad, qué hay después de la muerte. Algunas de las personas que hemos conocido no encontraban una respuesta satisfactoria en el Corán y en la educación islámica que habían recibido, y al mismo tiempo encontraron testimonios atrayentes de cristianos –sus amigos, colegas de trabajo, vecinos de casa, profesores–, que han sido el inicio de una respuesta diversa de la coránica musulmana. Las diversas experiencias han hecho saltar la idea de que quizá era el Cristianismo, Jesús, y no el Corán, lo que estaban buscando para realizar su itinerario humano.

[La segunda parte de esta entrevista será publicada este martes]

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ZENIT Staff

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