El cardenal Bertone se convierte en la mano derecha de Benedicto XVI

El Papa y él subrayan la dimensión pastoral del secretario de Estado

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 15 septiembre 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI y el cardenal Tarcisio Bertone, S.D.B. subrayaron este viernes la tarea eminentemente pastoral que ha asumido este último al comenzar el viernes su servicio como secretario de Estado, mano derecha del Papa en la guía de la Santa Sede.

El hasta ahora arzobispo de Génova relevó en el cargo al cardenal Angelo Sodano, uno de los secretarios de Estado más longevos de la historia, casi dieciséis años de servicio, en una inédita ceremonia, en presencia del Papa, en la residencia pontificia de Castel Gandolfo.

El Papa, tras leer una carta en la que repasa los largos años del cardenal Sodano al servicio de los Papas desde el año 1961 en representaciones pontificias de América Latina y en la Secretaría de Estado, pronunció.

«Este trabajo en la Curia es, en realidad, un trabajo pastoral en un sentido eminente, pues ayuda realmente a guiar al pueblo de Dios», indicó.

Por su parte el cardenal Bertone confesó: «Emprendo una misión peculiar y diferente con respecto a las que hasta ahora me han confiado. Sin embargo, estoy contento porque su carácter innegablemente pastoral da continuidad a las misiones que ya he desempeñado».

«Soy consciente de la enorme responsabilidad que implica, así como de la gravedad y complejidad de las cuestiones que diariamente tendré que afrontar», reconoció.

«Mi única ambición es realizar el lema de mi servicio episcopal: “fidem custodire, concordiam servare”», custodiar la fe, conservar la concordia.

El Papa quiso leer él mismo la emotiva carta de agradecimiento que ha escrito al cardenal Sodano, con quien colaboró en estos tres lustros siendo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y le hizo un regalo que el Papa quería que se convirtiera en inolvidable.

Se trata de una copia fiel –«las hay menos preciosas», reconoció,– que ha traído de su viaje a Alemania de la Virgen de Altötting, corazón de los católicos alemanes, «signo ni sólo de mi perenne gratitud, así como de nuestra comunión en la oración».

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ZENIT Staff

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