CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 20 septiembre 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI viajó a su tierra natal, Baviera, del 9 al 14 de septiembre, para presentar a sus compatriotas las «eternas verdades del Evangelio», según explicó él mismo este miércoles.
Al hacer un balance de su cuarto viaje apostólico internacional, el pontífice rememoró algunos de los momentos más intensos de su periplo, en el que visitó Munich, la ciudad de la que fue arzobispo; el Santuario de Altötting, símbolo del catolicismo bávaro; Marktl am Inn, su pueblo natal; y Ratisbona, ciudad en la que fue catedrático, en la que vive su hermano, y en la que se encuentran sepultados sus padres y su hermana.
Con este viaje, reconoció, quiso «volver a proponer a mis compatriotas las eternas verdades del Evangelio y confirmar a los creyentes en la adhesión a Cristo, Hijo de Dios encarnado, muerto y resucitado por nosotros».
En este contexto, dijo a los más de 40.000 peregrinos congregados en la plaza de San Pedro con motivo de la visita general, esta visita buscaba «reafirmar y confirmar, como sucesor del apóstol Pedro, los lazos cercanos que unen a la Sede de Roma con la Iglesia en Alemania».
Por tanto, aclaró, el viaje no fue un simple «regreso» al pasado, «sino también una oportunidad providencial para mirar con esperanza al futuro».
Por eso, explicó, el tema que se escogió para la peregrinación apostólica fue «Quien cree nunca está sólo». «Una invitación –como él mismo aclaró– a reflexionar sobre la pertenencia de todo bautizado a la única Iglesia de Cristo, dentro de la cual uno nunca está solo, sino en constante comunión con Dios y con todos los hermanos».
El quinto viaje apostólico internacional de Benedicto XVI debería tener por objetivo Turquía, en el próximo mes de noviembre. Más tarde tiene programada una visita a Brasil, al santuario de Aparecida, en mayo de 2007, con motivo de la Conferencia general del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM).