SAO PAULO, jueves, 2 noviembre 2006 (ZENIT.org).- El prefecto electo de la Congregación para el Clero de la Santa Sede, el cardenal brasileño Claudio Hummes, realizó unas declaraciones publicadas poca horas después de su nombramiento en las que afirma que uno de los desafíos de la Iglesia católica es procurar más rigor en la selección y la formación de los seminaristas.

El cardenal Hummes reveló que el Vaticano «ha dado orientaciones y eso es lo que se está aplicando. Es necesario que en los seminarios haya una selección más rigurosa, una formación más exigente, para que tengamos la certeza moral de que ellos [los futuros sacerdotes] tendrán las condiciones para vivir el celibato tal como la Iglesia pide que ellos lo vivan».

El cardenal hizo estas declaraciones en su residencia de Sao Paulo a la agencia Reuters, horas después de que la Santa Sede anunciara que el purpurado brasileño de 72 años pasaría a ocupar el nuevo cargo, desde el que será responsable de cerca de 400.000 sacerdotes de todo el mundo.

Respecto a los escándalos sexuales relacionados con sacerdotes, el purpurado afirmó que «cuando haya casos, denuncias, deben ser examinados por la Santa Sede».

Para el cardenal, hasta ahora arzobispo de Sao Paulo, la pérdida de fieles es otro desafío que la Iglesia debe afrontar.

«Debemos evangelizar más, ir a la periferia de casa en casa. Tenemos que visitar a las personas. Tienen que sentir el calor de la Iglesia en la que fueron bautizadas. Tienen que sentir que vamos a hacer todo lo posible para que puedan salir de su pobreza», declaró el cardenal, conocido por su defensa de las causas sociales.

Sobre cuestiones sociales, y su lucha en el pasado por los derechos humanos y contra la dictadura, el cardenal opinó: «Para mí, todas las cuestiones que defendíamos siguen siendo sagradas. La cuestión de vencer la pobreza, la cuestión del empleo, la cuestión del salario justo, del derecho de los trabajadores. La ética sigue en pié», afirmó, aunque reconociendo que el tiempo también trajo cambios.

«El mundo ha cambiado. Claro que yo he cambiado, como todos nosotros cambiamos y debemos cambiar con la historia --afirmó--. Usted no puede usar el mismo discurso y la misma práctica de 1980 hoy», dijo refiriéndose al apoyo que dio a la lucha contra la dictadura militar en Brasil.

El cardenal Hummes se dijo «optimista» sobre el rumbo que está siguiendo el pontificado del Papa Benedicto XVI, anunciando «buenas sorpresas».

El mundo creó una imagen de Benedicto XVI que no es real: «Él como personalidad es un hombre muy inteligente, muy sabio, muy fino, muy afable, muy bondadoso», dijo.

«El mundo hizo de él una caricatura por el hecho de que tenía que cuidar la doctrina de la fe y de vez en cuando tenía que decir: “Oiga, eso no está dentro de la fe”», añadió.

Sobre la Teología de la Liberación, el cardenal Hummes indicó: «Lo que fue el origen del conflicto fue el uso del análisis marxista dentro de la teología. Eso produjo un gran desacuerdo entre el Papa y algunos teólogos de la liberación que hacían ese uso. El análisis marxista lleva al materialismo y al ateísmo y hasta incluso a la revolución armada».

El nuevo prefecto de la Congregación del Clero indicó que la noticia le cayó como una «sorpresa muy grande», recordando el telefonema recibido el día 8 de octubre del nuevo secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.

«Lo primero que sentí que debería hacer era empezar a rezar, pedir a Dios que me iluminase, porque para mí la voz del Papa es la voz de Dios y, por tanto, era necesario decirle que sí», confesó.

Desde su nombramiento, Hummes ha pasado a ser administrador apostólico de la Archidiócesis de Sao Paulo, cargo en el que permanecerá hasta tomar posesión de la prefectura de la Congregación, lo que ocurrirá según él, más o menos dentro de un mes. A partir de ahí, será nombrado un nuevo arzobispo para la diócesis.