LONDRES, martes, 9 enero 2007 (ZENIT.org).- En 2007, 250 millones de cristianos afrontarán la persecución simplemente por seguir a Jesucristo, según la organización que vigila los casos de persecución, «Release International» (RI), radicada en el Reino Unido. En especial la organización revela que la persecución está aumentando más rápidamente en el mundo islámico.
«Release International» ha comprobado que la mayoría de las persecuciones se producen en cuatro «zonas» distintas: las del islam, comunismo, hinduismo y budismo.
Incluso los gobiernos de países musulmanes moderados a menudo fracasan en proteger los derechos de sus minorías cristianas, explica RI. Los abusos sufridos por los cristianos incluyen secuestro, conversión forzada, encarcelamiento, destrucción de iglesias, tortura, violación y ejecución.
Uno de los países que registra mayores abusos contra la libertad de religión es Arabia Saudita, guardián de los lugares santos islámicos de la Meca y Medina. Arabia Saudita prohíbe todas las demás religiones. Un musulmán declarado «culpable» de convertirse al cristianismo puede afrontar una sentencia de muerte por apostasía. Y cualquiera que conduce a un musulmán a Cristo afronta la cárcel, expulsión o ejecución.
«Hay una conspiración de silencio en torno a los sauditas –dice el directivo de RI Andy Dipper–, probablemente porque occidente quiere su petróleo y su dinero. Pero es un Gobierno que recurre a la pena de muerte para aquellos de sus propios ciudadanos que no desean otra cosa que la libertad de escoger su propia fe. Y mientras los sauditas prohíben toda la literatura cristiana, gastan miles de millones de dólares cada año en propagar el Islam en todo el mundo».
Pero la persecución más violenta en el mundo islámico está más allá del control del gobierno. Desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, el mundo se ha hecho dramáticamente consciente de las redes globales extremistas islámicas. Aunque la más conocida es Al Qaeda, hay otras que explotan las tensiones religiosas para sus propios fines políticos, dijo RI a «Christian Today».
«Un número creciente de extremistas interpreta el llamamiento a la “yihad” como un llamamiento a la violencia. Parecen considerarla como su deber religioso para forzar a los cristianos y a los no musulmanes a convertirse al Islam. Quienes rehúsan deben ser expulsados o muertos», dice RI.
La organización de vigilancia de la persecución añade: «Hay un movimiento creciente para imponer la ley islámica de la “sharia” que se convierte en una presión creciente sobre los cristianos. En Nigeria, militantes han expulsado a cristianos de sus casas para eliminar la oposición política y preparar el camino para la ley de la «sharia»».