La Orden de Malta pide la entrada de todos los peregrinos a Jerusalén

Discurso del gran maestre Fra Andrew Bertie al Cuerpo Diplomático

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ROMA, martes, 9 enero 2007 (ZENIT.org).- Los peregrinos de todo el mundo deben poder entrar a Jerusalén, por este motivo se necesita un estatuto para la ciudad santa, garantizado a nivel internacional, afirmó este martes el gran maestre de la Orden de Malta, Fra Andrew Bertie.

Su petición fue presentada en el discurso que dirigió a los 96 países acreditados ante la Orden con motivo del tradicional encuentro de inicios del año, que tuvo lugar en su sede del monte Aventino de Roma.

«Los peregrinos de todo el mundo deben poder tener acceso» a Jerusalén, confirmó el máximo responsable de la milenaria Orden Soberana, anunciando que guiará personalmente una peregrinación internacional a Tierra Santa en octubre próximo.

El maestro recordó «las diferentes reflexiones que se desarrollan desde hace muchos años sobre el problema de los Santos Lugares, recordando en particular la posición de la Santa Sede sobre Jerusalén: ciudad de las tres religiones, que es al mismo tiempo patria de dos pueblos, israelí y palestino, patrimonio de la humanidad».

«Conviene, por tanto, darle un estatuto especial, garantizado a nivel internacional», señala.

«La Soberana Orden de Malta, para quien la protección de los Santos Lugares ha sido y es una prioridad absoluta en su misión al servicio de la Iglesia y en sus actividades hospitalarias y humanitarias está a disposición de los gobiernos para participar en la búsqueda de todas las soluciones, sin excluir ninguna, teniendo en cuenta las aspiraciones y los intereses legítimos de las diferentes poblaciones involucradas», anunció.

«Jerusalén debe ser un lugar permanente de búsqueda de paz y de reconciliación entre las religiones, los pueblos y las culturas», aclaró.

La Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, más conocida como la Soberana Orden de Malta, tiene un carácter doble: es una de las más antiguas órdenes religiosas católicas, siendo fundada en Jerusalén alrededor del año 1050 (celebró el noveno centenario de su fundación oficial en 1999); al mismo tiempo, siempre ha sido reconocida por las naciones como un ente independiente de Derecho Internacional.

La misión de la Orden está definida en su lema «Tuitio Fidei et Obsequium Pauperum», la defensa de la Fe y el servicio a los pobres.

Esta comunidad, que fue creada por comerciantes amalfitanos alrededor de 1050, administraba una hospedería para cuidar y albergar a los peregrinos que iban a Tierra Santa. En 1113 fue reconocida formalmente como orden religiosa por el Papa Pascual II. Antes de la pérdida de la Isla de Malta (1798), la mayor parte de los miembros eran religiosos, habiendo profesado los tres votos de pobreza, castidad y obediencia.

Hoy en día, todavía algunos miembros de la Orden son caballeros profesos; otros han pronunciado solamente la promesa de obediencia. La mayor parte de los 11.500 Caballeros y Damas de la Orden son miembros laicos.

Aunque no hayan profesado ningún voto religioso, todos están dedicados al ejercicio de las virtudes y caridad cristianas, comprometidos a desarrollar su espiritualidad en el ámbito de la Iglesia y dedicar sus energías a servir al prójimo.

La Orden tuvo que convertirse en militar para proteger a los peregrinos y a los enfermos y para defender los territorios cristianos en Tierra Santa. Después de la pérdida de Malta (1798) la Orden dejó de ejercer esta función. Hoy en día la Orden mantiene solamente las tradiciones militares.

La Orden de Malta trabaja en el campo de la asistencia médica y social y de la ayuda humanitaria, en más de 120 países, apoyada por las relaciones diplomáticas que mantiene actualmente con 96 estados.

La Orden tiene hospitales, centros médicos, ambulatorios, residencias para ancianos y minusválidos, y centros para enfermos terminales. En muchos países, voluntarios de la Orden prestan primeros auxilios, servicios sociales, e intervienen en acciones humanitarias en emergencias.

El ECOM (Emergency Corps of the Order of Malta) es un cuerpo especial que actúa en primera línea en catástrofes naturales y conflictos bélicos.

Desde hace más de 40 años, la Orden, a través de su fundación CIOMAL (Comité Internacional de la Orden de Malta), trabaja activamente en el tratamiento de la lepra, una enfermedad que sigue afectando a diversas zonas del mundo. CIOMAL también interviene en la lucha contra otros tipos de enfermedades y discapacidades y ha iniciado programas para madres y niños en el tercer mundo que padecen de SIDA.

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ZENIT Staff

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