La Comisión de salud del episcopado católico indio organizó el miércoles un encuentro para reflexionar sobre una respuesta concertada de la Iglesia al VIH/Sida.
Médicos, representantes de Organizaciones No Gubernamentales, líderes eclesiales y personas que desarrollan su labor en la contención de la pandemia participaron en la jornada en Nueva Delhi.
«Nuestra reunión aquí no es una coincidencia, sino parte del plan de Dios sobre cómo hacer visible a Jesús a través de nuestro servicio compasivo hacia la gente infectada de VIH/Sida», expresó el purpurado sudafricano, según recoge la CBCI.
«Puede que no seamos capaces de realizar milagros como Jesús, pero allí donde el amor de Cristo se lleva de forma tangible, los milagros ocurren», admitió.
La India y Sudáfrica afrontan el mismo problema en cuanto a esta pandemia; incluso sus cifras de víctimas se acercan: 5,7 millones en el primer caso, 5,4 millones en el segundo, apuntó el cardenal Wilfrid Napier.
Advirtió de que, a pesar de las cifras, sin embargo lo más importante es el impacto de la enfermedad en la gente y el estigma social que se le asocia.
«Hay esperanza entre los infectados de VIH de que alguien vendrá y les mostrará que Dios no les ha abandonado», recalcó.
Y compartió la experiencia de la respuesta de la Iglesia católica al Sida en Sudáfrica.
«Al principio la Iglesia no comprendía la gravedad de la situación y pensaba que se trataba sólo de una enfermedad local», recordó el purpurado, añadiendo que fue a través del jesuita Ted Rogers como los prelados sudafricanos conocieron de qué se trataba, su envergadura y la necesidad de contener su difusión y proporcionar ayuda a las víctimas.
La Conferencia Episcopal de Sudáfrica estableció una oficina específica para el Sida para coordinar los esfuerzos de cada diócesis en este sentido.
«El éxito fue notable, considerando el hecho de que los católicos sólo representan el 8% de la población sudafricana», observó el cardenal Napier.
La oficina de Sida lleva a cabo una amplia variedad de funciones, como coordinar actividades de distintos grupos, recoger fondos, formar, mejorar programas que ya existen, facilitar apoyo económico y valorativo y compartir su experiencia de éxito.
El cardenal arzobispo de Durban hizo también hincapié en la encomiable labor que se desarrolla a través de los programas de cuidado de los pacientes de Sida en el hogar.
«En cualquier caso, los pasos dados no son suficientes; se necesita cuidar a los huérfanos y niños vulnerables de una forma especial, pues son víctimas potenciales», admitió.