Cardenal Dziwisz: No hay crisis, sino madurez en los fieles polacos ante el caso Wielgus

Declaraciones del arzobispo de Cracovia, antiguo secretario de Juan Pablo II

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CRACOVIA, miércoles, 17 enero 2007 (ZENIT.org).- El caso Wielgus no está poniendo en crisis la confianza de los fieles polacos en la Iglesia, sino que se constata en ellos madurez ante ese triste episodio, confirma el cardenal arzobispo de Cracovia.

Nombrado arzobispo de Varsovia, monseñor Wielgus, acusado de haber colaborado con los servicios secretos del pasado régimen comunista de Polonia, aceptó tal implicación y renunció a la sede arzobispal de la que habría debido tomar posesión solemnemente el 7 de enero.

Entrevistado en el palacio arzobispal de Cracovia, el cardenal Stanislaw Dziwisz, aclara al diario italiano «Avvenire» que en la Iglesia del país no está en marcha una «lustracja» [verificación de colaboracionismo. Ndr].

Durante la reunión extraordinaria de la Conferencia Episcopal de Polonia, celebrada el viernes en Varsovia, los obispos polacos decidieron someterse todos a un examen sobre su pasado durante el régimen comunista.

«Nosotros queremos simplemente aportar clarificación –afirma el antiguo secretario de Juan Pablo II–. Deseamos responder a las acusaciones mostrando cuál fue la postura mantenida por los obispos, pero también por los sacerdotes y los religiosos, en el contexto histórico y social de la época comunista. No tenemos intención de esconder nada, y lo demostraremos con los hechos».

En cuanto a que ésta sea una reacción tardía, el purpurado declara que el problema no se había planteado hasta hace poco tiempo. «E incluso cuando comenzó a funcionar el Instituto de la Memoria Nacional (IPN), que custodia los archivos de la Sluzba Bezpieczenstwa (SB) [los servicios de seguridad de la época comunista. Ndr] debo decir que lamentablemente nunca dimos gran importancia a estos documentos, redactados por funcionarios del pasado régimen sin ninguna verificación. Hay que examinarlos con gran atención y cautela», advierte.

Pero tal material terminó lanzado, por círculos mediáticos, a la opinión pública.

Al respecto, en opinión del cardenal Dziwisz, «el error más grave consiste en no haber hecho distinción alguna entre las diversas formas de colaboración».

«En muchos casos se trataba de sacerdotes que eran convocados por los servicios secretos. No podían eximirse de estos coloquios si querían obtener el permiso para construir o reparar una iglesia»; «no creo que este tipo de contactos puedan definirse como una colaboración» -reflexiona-, mientas que en cambio se ha suscitado «gran confusión» entre los ciudadanos.

En palabras del arzobispo de Cracovia se puede afirmar que «existe una estrategia», que «hay objetivos políticos detrás de esta campaña mediática». «Tal vez alguien quiere enseñar a los obispos cómo deben comportarse», apunta el purpurado, si bien desconoce a quién se puede atribuir esta acción.

En cuanto a la actitud de los miembros de la Iglesia en Polonia, «bastaba con ver el domingo pasado las iglesias llenas de fieles y escuchar sus reacciones positivas al mensaje de los obispos, que fue leído en todas las misas» (Zenit, 16 enero 2006).

«Un episodio triste y desagradable no pone en crisis la confianza de ellos en la Iglesia, y menos aún su fe cristiana. Percibo una gran madurez al afrontar los problemas. Sobre todo en aquellos que tuvieron experiencia del comunismo», admite.

Pero, sobre todo por los jóvenes que no vivieron aquellos años, subraya la importancia de aportar claridad «recordando que la Iglesia en Polonia representó una gran fuerza moral y social contra el régimen, apoyando siempre a quien luchaba por la libertad».

De monseñor Wielgus, el cardenal Dziwisz se remite a cuanto lo que aquél mismo reconoció: «Cuando era joven sacerdote firmó un compromiso de colaboración con SB. Lo hizo para poder estudiar en el extranjero y no mantuvo aquel compromiso, hay informes muy negativos del resultado de su colaboración. Fue un error de juventud».

«Después se convirtió en buenísimo profesor y rector de universidad, y en un óptimo obispo. No se puede condenar a un hombre por un error que ha cometido. Tenemos derecho al perdón y a la reconciliación», explica.

«Lamentablemente sobre su caso se creó tal atmósfera que no habría podido asumir la guía de una diócesis importante como Varsovia con la necesaria autoridad y tranquilidad -añade-. Hizo bien en renunciar; no había otra solución. Y estamos especialmente agradecidos a Benedicto XVI por la ayuda que nos ha dado para cerrar este doloroso caso».

La revisión del pasado en Cracovia

El cardenal Stanislaw Dziwisz ya un año atrás instituyó una comisión histórica para recoger documentación y testimonios sobre sacerdotes de la diócesis de Cracovia.

Los trabajos avanzan «con cierta lentitud» «por dificultades objetivas -explica en las páginas del diario católico italiano-, empezando por la gran cantidad de documentación, miles y miles de páginas que no se pueden leer a la ligera, sino que hay que verificar atentamente».

Ajeno a toda preocupación por la próxima publicación de un volumen con nombres de sacerdotes colaboracionistas, el cardenal Dziwisz insiste: «Nosotros proseguimos con nuestro trabajo. He escrito una carta a todos los sacerdotes de la diócesis de Cracovia pidiendo que si alguno estuvo involucrado en alguna forma de colaboración con la SB, venga a verme para hablar, explicar, reparar».

«Debo decir que se trata de una treintena de casos sobre más de 1.200 sacerdotes diocesanos. En general cedieron por debilidad, bajo una fortísima presión moral y psicológica. No se desprende ni un caso de colaboración activa orientada a perjudicar a la Iglesia», confirma.

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ZENIT Staff

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