Declaración interreligiosa sobre la situación de la infancia en América Latina

II sesión del Comité Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Líderes Religiosos

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SANTA CRUZ DE LA SIERRA, jueves, 18 enero 2007 (ZENIT.org).- Por primera vez en la historia en América Latina y el Caribe, los representantes de las principales organizaciones religiosas regionales, han emitido en su sesión celebrada del 8 al 10 de enero de 2007, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, una «Declaración interreligiosa sobre la situación de la infancia en América Latina y el Caribe».

El documento sintetiza las conclusiones de la Consulta Interreligiosa Latinoamericana y Caribeña sobre la Infancia, celebrada en Panamá, del 20 al 21 de junio de 2006, conjuntamente con la Oficina Regional para las Américas y el Caribe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF/TACRO).

La declaración adoptada fue preparada con la consultoría del sacerdote Leonidas Ortiz, rector del Instituto Teológico Pastoral del CELAM (ITEPAL), y el señor Alfredo Mora, director del Centro Regional para América Latina y el Caribe de la Red Viva.

En la declaración, los representantes religiosos reafirman «el valor indiscutible de toda vida humana, particularmente la de los niños, niñas y adolescentes».

«Considerando que esta decreciendo el respeto por el derecho a la vida de muchos niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe, sentimos la necesidad de aunar esfuerzos para prevenir, difundir, educar, y concientizar a la sociedad latinoamericana y caribeña para superar todas las formas de violencia que padece esta población», afirma la Declaración.

En el encuentro de Santa Cruz de la Sierra, han asistido su moderador, el cardenal Julio Terrazas, en representación del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el reverendo Julio César Holguín, del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), la doctora Oluwakemi Banks, de la Conferencia Caribeña de Iglesias (CCC), el reverendo Samuel Olson, del Foro Iberoamericano de Dialogo Evangélico (FIDE), el rabino Marcelo Polakoff, del Congreso Judío Latinoamericano (CJL), el señor Isa Amer, de la Organización Islámica para América Latina y el Caribe (OIPAL), y la señora Sofía Painiqueo, del Consejo Espiritual de los Pueblos Indígenas.

El encuentro ha tenido lugar bajo los auspicios del Comité Ejecutivo del Consejo Latinoamericano y Caribeño de Lideres Religiosos de la Conferencia Mundial de Religiones por la Paz (WCRP).

En la declaración, los líderes religiosos se comprometen «a mantener la coordinación y la colaboración entre las religiones y espiritualidades de América Latina y el Caribe, compartiendo esfuerzos y trabajando concertadamente entre todas las organizaciones confesionales que tienen como objetivo la atención de la infancia y la adolescencia».

«De este modo, contribuiremos a la prevención, la atención y la superación de la violencia que enfrenta la población de menos edad en nuestra región. Y, de igual modo, colaboraremos en instaurar una cultura de paz que todos anhelamos en América Latina y el Caribe», reconoce el documento.

«La violencia que amenaza a nuestros niños, niñas y adolescentes es actualmente cada vez de más impacto negativo, porque esta transcurre en nuestros hogares, los centros educativos, en las calles, y debemos ser concientes que aún en nuestras comunidades de fe», indica la nota.

«Por ello –añade–, nuestra prioridad en la agenda de compromisos comunes será la de vigilar, detectar, identificar y denunciar todas las manifestaciones de violencia contra esta población que puedan ocurrir en espacios relacionados con nuestra vida religiosa y espiritual, en la familia, la escuela y la comunidad, igualmente cuando provengan de individuos, instituciones, regímenes o creencias».

Los representantes religiosos constata «la extensión del VIH/SIDA entre la niñez y la adolescencia de América Latina y el Caribe», un fenómeno que «debe comprometer a las comunidades religiosas y espirituales a involucrarse en todos los esfuerzos encaminados a prevenir y combatir la propagación de esta pandemia, actuando como comunidades seguras en donde los niños, niñas y adolescentes puedan acercarse y recibir información y atención acerca de esta enfermedad».

«Del mismo modo, las organizaciones confesionales deben acompañar a los niños, niñas y adolescentes infectados con el VIH/SIDA, brindándoles, al interior de sus comunidades, el apoyo para su atención médica y pastoral. Con tal finalidad, las comunidades religiosas y espirituales deberemos motivar y capacitar al personal especializado para esta labor».

Publicamos la declaración íntegra.

CONFERENCIA MUNDIAL DE RELIGIONES POR LA PAZ
CONSEJO LATINOAMERICANO Y CARIBEÑO DE LIDERES RELIGIOSOS

DECLARACION INTERRELIGIOSA SOBRE LA SITUACION DE
LA INFANCIA EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE

Nosotros, miembros del Consejo Latinoamericano y Caribeño de Lideres Religiosos, provenientes de diversas tradiciones religiosas y expresiones espirituales, reafirmamos el valor indiscutible de toda vida humana, particularmente la de los niños, niñas y adolescentes. Considerando que esta decreciendo el respeto por el derecho a la vida de muchos niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe, sentimos la necesidad de aunar esfuerzos para prevenir, difundir, educar, y concientizar a la sociedad latinoamericana y caribeña para superar todas las formas de violencia que padece esta población.

Nos comprometemos a mantener la coordinación y la colaboración entre las religiones y espiritualidades de América Latina y el Caribe, compartiendo esfuerzos y trabajando concertadamente entre todas las organizaciones confesionales que tienen como objetivo la atención de la infancia y la adolescencia. De este modo, contribuiremos a la prevención, la atención y la superación de la violencia que enfrenta la población de menos edad en nuestra región. Y, de igual modo, colaboraremos en instaurar una cultura de paz que todos anhelamos en América Latina y el Caribe.

La violencia que amenaza a nuestros niños, niñas y adolescentes es actualmente cada vez de más impacto negativo, porque esta transcurre en nuestros hogares, los centros educativos, en las calles, y debemos ser concientes que aún en nuestras comunidades de fe. Por ello, nuestra prioridad en la agenda de compromisos comunes será la de vigilar, detectar, identificar y denunciar todas las manifestaciones de violencia contra esta población que puedan ocurrir en espacios relacionados con nuestra vida religiosa y espiritual, en la familia, la escuela y la comunidad, igualmente cuando provengan de individuos, instituciones, regímenes o creencias.

Las organizaciones religiosas y espirituales tenemos la responsabilidad compartida con el resto de la sociedad civil de vigilar el cumplimiento de los derechos contemplados en la Convención sobre los Derechos del Niño, como también de impulsar a los gobiernos acerca de sus compromisos asumidos para la erradicación de la pobreza de los niños, niñas y adolescentes, particularmente por medio del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio relacionados con la infancia. Con tal propósito, las instituciones confesionales mejoraremos nuestros mecanismos de abogacía y monitoreo para la rendición de cuentas acerca de los avances de las políticas públicas dirigidas hacia los niños, niñas y adolescentes, enfatizando la igualdad entre varones y mujeres con relación a todos los derechos y deberes de la niñez y la adolescencia.

Como un caso de especial atención, la extensión del VIH/SIDA entre la niñez y la adolescencia de América Latina y el Caribe debe comprometer a las comunidades religiosas y espirituales a involucrarse en todos los esfuerzos encaminados a prevenir y combatir la propagación de esta pandemia, actuando como comunidades seguras en donde los niños, niñas y adolescentes puedan acercarse y recibir información y atención acerca de esta enfermeda
d. Del mismo modo, las organizaciones confesionales deben acompañar a los niños, niñas y adolescentes infectados con el VIH/SIDA, brindándoles, al interior de sus comunidades, el apoyo para su atención médica y pastoral. Con tal finalidad, las comunidades religiosas y espirituales deberemos motivar y capacitar al personal especializado para esta labor.

La formación brindada por las organizaciones confesionales debe incluir a la educación relativa a la sexualidad humana, acorde con los principios propios de cada grupo religioso y espiritual. En la formación de las niñas y adolescentes mujeres considérese como objetivo especial concientizar acerca de la manera de evitar embarazos precoces.

Agradecemos la convocatoria de la Consulta Interreligiosa Latinoamericana y Caribeña sobre la Infancia, celebrada en Panamá, del 20 al 21 de junio de 2006, e invocamos a la Conferencia Mundial de Religiones por la Paz (WCRP) y a la Oficina Regional para las Américas y el Caribe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF/TACRO) a continuar colaborando con los lideres religiosos de América Latina y el Caribe en su rol de impulsar un mensaje liberador para nuestros niños, niñas y adolescentes de la región.

Aprobada en la II Sesión del Comité Ejecutivo del Consejo Latinoamericano y Caribeño de Lideres Religiosos, realizada en Santa Cruz de la Sierra, el 10 de enero de 2007, con la participación del Emmo. Sr. Cardenal Julio Terrazas, C.SS.R., del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el Rvmo. Julio Cesar Holguín, del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), la Dra. Oluwakemi Banks, de la Conferencia Caribeña de Iglesias (CCC), el Rev. Samuel Olson, del Foro Iberoamericano de Dialogo Evangélico (FIDE), el Rabino Marcelo Polakoff, del Congreso Judío Latinoamericano (CJL), el Sr. Isa Amer, de la Organización Islámica para América Latina y el Caribe (OIPAL), y la Sra. Sofía Painiqueo, del Consejo Espiritual de los Pueblos Indígenas.

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ZENIT Staff

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