El pontífice dedicó un pasaje decisivo del discurso que dirigió este viernes al nuevo embajador de Turquía ante la Santa Sede, Muammer Doğan Akdur, al afrontar la importancia del diálogo entre los creyentes, recordando su viaje a ese país, del 28 de noviembre al 1 de diciembre de 2006.
«En el transcurso de mi memorable viaje, manifesté varias veces el respeto de la Iglesia católica por el islam, y la estima del Papa y de los fieles por los creyentes musulmanes, en particular durante mi visita a la Mezquita Azul de Estambul», comenzó recordando el pontífice.
«En el mundo actual, en el que las tensiones parecen exacerbarse, la Santa Sede tiene la convicción», aseguró, «de que los creyentes de las diferentes religiones tienen que esforzarse por trabajar juntos a favor de la paz».
Este desafío, aclaró, comienza «por denunciar la violencia, utilizada con demasiada frecuencia en el pasado con pretextos de motivaciones religiosas».
Asimismo, subrayó, los creyentes «deben aprender a conocerse mejor y a respetarse más para edificar una sociedad cada vez más fraterna».
«Además, las religiones pueden unir sus esfuerzos para trabajar a favor del respeto del hombre, creado a imagen del Todopoderoso, y para que se reconozcan los valores fundamentales que rigen la vida de las personas y de las sociedades», siguió explicando en el texto escrito en francés.
«El diálogo, necesario entre las autoridades religiosas a todos los niveles –indicó–, comienza en la vida de todos los días con la estima y el respeto mutuos que se tienen los creyentes de cada religión, compartiendo la misma vida y trabajando juntos por el bien común».