COLOMBO, domingo, 21 enero 2007 (ZENIT.org).- El presidente de la Conferencia Episcopal de Sri Lanka ha invitado a todos los católicos, laicos y religiosos, a tener como modelo «en este período tan crítico» para el país al beato Joseph Vaz.
Este «apóstol de Sri Lanka» fue capaz de llevar adelante su misión hacia toda la población, sin distinciones, y aún en medio de persecuciones.
La festividad del beato misionero, el pasado 16 de enero, fue ocasión para que monseñor Joseph Vianney Fernando –obispo de Kandy- pidiera a la comunidad orar por «el esperado milagro de la canonización» del beato y no olvidar al que «hizo posible el renacimiento» de la Iglesia local «de sus propias cenizas», recoge la agencia de Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews.it».
«Este año celebramos la fiesta del beato Vaz en un momento de grave crisis nacional, especialmente en lo relativo al proceso de paz», escribió el prelado.
«Vaz es el modelo para todos nosotros, no sólo por su incomparable celo misionero, sino también en el modo en que sirvió a todas las comunidades, sin distinciones», exhortó.
Originario del Estado indio de Goa, donde nació en 1651 cuando la zona era de dominio portugués, Joseph Vaz fue ordenado sacerdote en 1676 en la Congregación de San Felipe Neri.
Se trasladó como misionero a Sri Lanka –antiguo Ceilán-, de donde los holandeses de la Compañía [comercial] de las Indias habían expulsado a los misioneros y amenazado de muerte a cualquier sacerdote que fuera sorprendido en la isla, apunta la agencia del PIME.
Clandestinamente, el beato misionero llevó su ayuda a los católicos del lugar y llegó hasta la capital, Colombo.
Tradujo el Evangelio en tamil y cingalés.
Falleció en Kandy el 16 de enero de 1711.
Juan Pablo II le inscribió en el catálogo de beatos de la Iglesia universal el 21 de enero de 1995 en Colombo.
Si bien en Sri Lanka no existen muchas iglesias dedicadas al Joseph Vaz, todas celebran, aunque sea en días distintos, al beato. En torno al 16 de enero, y hasta el próximo 21, muchas acogen celebraciones por el «apóstol» de su país.
El presidente del episcopado de Sri Lanka ha pedido al clero que haga mención del beato Joseph Vaz en la oración eucarística.
Actualmente el noreste del país padece una reanudación del conflicto civil; el balance de víctimas mortales se eleva ya a varios miles.
En especial en Jaffna la población afronta una gravísima crisis humanitaria, atrapada y aislada en el fuego cruzado del ejército y de la guerrilla separatista de los LTTE (Tigres para la Liberación de la Patria Tamil).
El combate de los LTTE por la independencia en el norte y este del país estalló en 1983. El resultado: la pérdida de 65 mil vidas, un millón de desplazados y un extenso daño a hogares e infraestructuras públicas, además del recelo entre diferentes etnias y comunidades religiosas.
El enfrentamiento entre cingaleses -la mayoría de religión budista- y la minoría tamil -hinduistas-, que sumió a la pequeña isla del subcontinente indio en dos décadas de guerra civil, prosiguió hasta la firma del alto el fuego en febrero de 2002, pero las violaciones de este acuerdo se suceden.
Preludio de este sangriento choque fue el constante y fuerte movimiento nacionalista de raíz budista que generó en la minoría tamil la percepción de ser discriminada de la vida política, social, civil y cultural del país, de entre cuya población, de casi 20 millones de habitantes, el 70% es budista, el 15% hinduista, el 8% cristiano y el 7% musulmán.