ESTAMBUL, miércoles, 24 enero 2007 (ZENIT.org).- Nadie debe sentirse autorizado a penalizar las opiniones diferentes, recordó el patriarca armenio Mesrob II a las autoridades turcas el martes, durante el funeral por el periodista asesinado Hrant Dink.
Dink, un intelectual, murió el viernes en Estambul cuando salía de la Redacción del semanario «Agos», del que era director y fundador. Tenía 53 años. Estaba casado y era padre de tres hijos.
Era conocido por sus denuncias de lo que desde diversos sectores se define como el genocidio de los armenios [un millón y medio de personas] en Turquía en los años de la Primera Guerra Mundial.
El periodista, defensor de la libertad de expresión, había sufrido procesos por presuntas ofensas a la identidad turca en el marco de una controvertida ley cuya derogación o modificación ha pedido la Unión Europea a Ankara.
Se contaron por cientos de miles los hombres, mujeres, jóvenes y niños de toda cultura y religión que acudieron el martes a dar su ultimo adiós al periodista desparecido. Desde primeras horas de la mañana se concentraron en la puerta del diario que dirigía.
El cortejo fúnebre se encaminó, durante ocho kilómetros, hacia la iglesia de Santa María, sede del patriarcado armenio, donde se celebró el funeral religioso que presidió el patriarca Mesrob II en lengua armenia.
Recordó al periodista asesinado como «un hombre valiente, generoso, emotivo y por esto lleno de amor hacia los demás, empezando por los niños hasta la tierra turca, que consideraba que era su patria con todo el corazón», cita la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews.it».
«Muchos conocen a Hrant sólo como un famoso periodista e intelectual, pero pocos saben su pasión por los necesitados, los más frágiles e indefensos que él identificaba en los huérfanos –desveló-. Él mismo, que creció y vivió desde los ocho años en nuestro orfanato de Estambul, intentó después durante toda la vida ayudar a los huérfanos» «para que no se sintieran solos y abandonados».
Refiriéndose después a las autoridades políticas turcas –continua la agencia del PIME-, añadió: «Damos las gracias al presidente de la República y a todas las distintas autoridades civiles turcas por la solidaridad y el apoyo demostrado en este momento de profundo y común dolor».
«Vuestra solidaridad no puede, sin embargo, detenerse en esto –añadió –. Aunque si quien piensa de forma diferente no hablara, no expresara en voz alta su pensamiento, ninguno debe sentirse autorizado a acallar, penalizar, juzgar u oponerse a las opiniones distintas, y este respeto por todos puede suceder sólo a partir de nuestros comportamientos concretos y diarios, de nuestras leyes, de cuanto relatan y explican nuestros libros de historia».
Participaron en la ceremonia numerosos representantes religioso armenios de toda Europa y de América.
Dink recibió sepultura en cementerio armenio de Estambul, junto a sus padres, en el panteón familiar.
En Trebisonda, simultáneamente, se organizó una manifestación popular como muestra de indignación por el asesinato. Es de donde procede el joven presunto autor del crimen, localidad también originaria del asesino del padre Andrea Santoro.
La agencia del PIME cita la reacción de un sacerdote (en el anonimato, por razones de seguridad) amigo del padre Santoro –éste asesinado el pasado febrero-.
En una carta apunta, entre otras circunstancias, contra el silencio de los medios de comunicación turcos sobre el asesinato, un «acto de violencia contra un cristiano».
Igualmente se cuestiona el hecho de que «ninguna autoridad religiosa musulmana haya adoptado una postura alzando la voz contra este cruel asesinato perpetrado después de haber pedido la ayuda y el consentimiento de Dios en la mezquita», que es lo que hizo el joven detenido. Ha sido inexistente la desaprobación del homicidio cometido en nombre de Dios, advierte.