ROMA, viernes, 26 enero 2007 (ZENIT.org).- Muchas Iglesias Orientales católicas son tan pequeñas y viven en contextos tan convulsos que carecen de medios para garantizar su subsistencia, un aspecto del que se ocupa la Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO, en sus siglas en italiano) recién celebrada en el Vaticano.
Dos veces al año se reúne este comité; en su primera sesión de 2007 –del 22 al 24 de enero-, las Iglesias en el Líbano y Tierra Santa, Rumanía, y Egipto han ocupado buena parte de sus trabajos.
De ellos ha ido informando «Radio Vaticano»: «Durante el verano pasado la guerra en el Líbano ha provocado grandes daños» «a las iglesias y a otros edificios que pertenecen a varias iglesias» del país, «sobre todo en el sur», explicó en sus micrófonos el secretario general de la ROACO, don Leon Lemmens.
En el Líbano «la Iglesia nos preocupa mucho, junto a la de Tierra Santa», «por el fenómeno de la emigración», subrayó por su parte «en Radio Vaticana» el arzobispo Antonio Maria Vegliò –secretario de la Congregación vaticana para las Iglesias Orientales, de la que depende la ROACO–.
Y es que «los católicos, los cristianos, no ven mucho futuro para sus vidas en estos países. Y entonces se produce una hemorragia continua que provoca que la presencia cristiana disminuya cada vez más», lamentó.
Núcleo de la asamblea ha sido también la iglesia greco-católica en Rumanía, «cuya existencia suprimió oficialmente el régimen comunista»; «sólo desde hace quince años ha salido de una difícil existencia clandestina», y «partiendo de una gran pobreza, ha tenido que reconstruir la vida eclesial», recuerda don Leon Lemmens.
Por ello, la cita vaticana ha centrado su atención, respecto a esa situación, «en la vida pastoral, en cómo servir a los pobres», «numerosísimos en Rumanía» -precisa-, en «cómo comunicar el Evangelio al pueblo, tanto fuera como dentro de la comunidad eclesial», en «cómo educar a los jóvenes».
Las necesidades principales en Rumanía se revelan en las estructuras, los edificios pastorales y el sostenimiento de cuantos trabajan en la Pastoral, apunta «Radio Vaticana»; se necesita sacar adelante la construcción emprendida de 124 iglesias. En 1948, año de la citada supresión comunista, las iglesias católicas de rito griego en el país eran 2.030; actualmente, después de lo que se ha logrado recuperar y de las labores de edificación, suman 405.
Otra emergencia existe «a nivel de formación y enseñanza teológica: la ayuda y el sostenimiento de los seminarios, el apoyo de la catequesis a nivel parroquial, pero también de la enseñanza en las escuelas», advierte el obispo de la diócesis rumena de Cluj-Gherla, monseñor Florentin Crihalmeanu.
En cuanto a Egipto, la emisora recuerda que, de una población de 75 millones de habitantes, los musulmanes representan el 90%; los coptos ortodoxos el 9%; los demás cristianos el 1% -entre ellos los católicos, entre 250 mil y 300 mil fieles-.
Explica el nuncio apostólico en Egipto -y delegado de la Santa Sede en la Liga de los Países Árabes en el Cairo-, el arzobispo Michael Fitzgerald: «La influencia de la Iglesia, al menos en la esfera de la educación y de la acción social, va mucho más allá del número; menos el compromiso de los cristianos, especialmente de los católicos, en el terreno político», donde «es mucho más difícil participar».
«Se podría decir que existe una cierta discriminación, no abierta, pero existe, que hace difícil algunas posiciones para los cristianos –añade en «Radio Vaticano»–. Pero la Iglesia está viva y todas las Iglesias se unen» en «la asamblea de los patriarcas y obispos, y buscan llevar una vida muy productiva para Egipto y para la Iglesia».
De particular interés ha sido la presencia, en la asamblea de la ROACO, del nuevo patriarca copto-católico, Su Beatitud Antonois Naguib, quien expresó las necesidades de la Iglesia copta, pequeña minoría dentro de la minoría cristiana egipcia.
«No sólo las necesidades materiales –entiéndase bien–, sino sobre todo las relativas a la formación del clero, de los laicos; las necesidades relativas al diálogo continuo con los copto-ortodoxos» y, en cuanto a los musulmanes, «la necesidad de proponer, realizar, desarrollar un diálogo», sintetiza el arzobispo Antonio Maria Vegliò.
Los micrófonos de la emisora pontificia recalcan además el testimonio de monseñor Robert Stern –presidente de la Pontificia Misión para Palestina y secretario general de la CNEWA («Catholic Near Est Welfare Association»)- sobre las necesidades de las Iglesias de Oriente Medio, con una situación cada vez más difícil «caracterizada por la violencia y por todos los problemas relativos a Irak, a el Líbano y a Palestina».
En su opinión, las necesidades de estas Iglesias Orientales «son sobre todo las de toda sociedad: paz y justicia».
«Todas estas Iglesias son tan pequeñas que no tienen los medios necesarios para garantizar su propia existencia. Es necesaria una ayuda, siempre externa, para lograr que continúen con su obra, la formación del clero y la relativa a la sanidad, la educación, pero también par apoyar a las parroquias mismas», concluye.
La ROACO es un comité que se formó en 1968; reúne a agencias de todo el mundo que ayudan a las comunidades católicas orientales, por ejemplo la CNEWA –con sede en los Estados Unidos, aprobada por Pío XI en 1928–, la Misión Pontificia para Palestina –surgida en 1949, cuya sede también está en ese país–, y agencias de Alemania, Francia, Suiza, Países Bajos y Austria.