CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 31 enero 2007 (ZENIT.org).- En la evangelización no hay solistas, sino que todos, desde el Papa hasta el último laico, tienen una tarea precisa en el «campo del Señor», explicó este miércoles Benedicto XVI.
Dedicó la audiencia general a presentar las figuras de tres de los colaboradores del apóstol Pablo –Bernabé, Silas y Apolo–, en sus aventuras evangelizadoras entre las primeras comunidades cristianas.
Al ilustrar el apoyo que los tres prestaron al apóstol de las gentes, el obispo de Roma constató: «Pablo no actúa como un “solista”, como un individuo aislado, sino junto con estos colaboradores en el “nosotros” de la Iglesia».
Para Pablo, dijo a los más de seis mil peregrinos que le escuchaban, no hay un «yo» sino el «nosotros» de la Iglesia, el «nosotros» de la fe apostólica.
«Cada uno tiene una tarea diferenciada en el campo del Señor», consideró, citando la primera carta de Pablo a los Corintios (3, 6-9): «Yo planté, Apolo regó; mas fue Dios quien dio el crecimiento… ya que somos colaboradores de Dios y vosotros, campo de Dios, edificación de Dios».
«En esta misión evangelizadora original», explicó el Papa, Bernabé, Silas y Apolo «encontraron el sentido de su vida y de este modo se nos presentan como modelos luminosos de desinterés y generosidad».
«Esto es válido también hoy para todos –aclaró en el Aula Pablo VI–, ya sea para el Papa, como para los cardenales, los obispos, los sacerdotes y los laicos».
«Todos somos humildes ministros de Jesús. Servimos al Evangelio en la medida en que podemos, según nuestros dones, y pedimos a Dios que Él haga crecer hoy su Evangelio, su Iglesia».