JASHPUR, miércoles, 7 marzo 2007 (ZENIT.org).- La confiscación de tierras en la diócesis india de Jashpur (Estado de Chhattisgarh) se está realizando en fraude de ley, denuncia su obispo local.
La agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews.it» advierte de que el gobierno de Chhattisgarh, en el centro de la India, está confiscando poco a poco terrenos propiedad de cristianos bajo el pretexto de restituirlos a los tribales, de quienes dice que son sus legítimos propietarios.
De hecho, hace una semana, cristianos locales protestaron contra la intención confiscatoria de las autoridades locales respecto al terreno en el que se yergue, desde hace tres décadas, una capilla.
Fueron los residentes del pueblo de Jamjunwani quienes protagonizaron este desacuerdo, cuando los funcionarios llegaron al lugar para medir la parcela –operación «necesaria antes de efectuar el traspaso a los propietarios originarios»- propiedad de la diócesis de Jashpur.
Los fieles formaron un cordón humano para impedir la labor de los funcionarios, y luego se sentaron dentro de la capilla hasta muy entrada la noche.
El obispo diocesano, monseñor Viktor Kindo, lamentó en declaraciones a la agencia del PIME que la iniciativa del gobierno estatal sea un robo legalizado.
«La capilla fue construida sobre terreno donado a la Iglesia por el padre de un sacerdote, también él tribal, ya fallecido»; «no sólo se utiliza como lugar religioso, sino también como punto de encuentro y de actividades sociales para la población tribal», explicó.
De acuerdo con el prelado, el gobierno «abusa de la ley» en estas operaciones, pues la sección 170 (b) del Código de bienes raíces de Madhya Pradesh y de Chhattisgarh prevé que «si se realiza apropiación de terrenos de tribales con medios fraudulentos o engaño, esas tierras deben volver a sus propietarios originarios».
<br> Alerta «AsiaNews.it» de que la diócesis de Jashpur lleva tiempo en el punto de mira de las autoridades: por el momento hay abiertos 271 casos contra tribales cristianos, de los que 250 son relativos a adquisiciones de terrenos de tribales no cristianos.
De ahí que insista monseñor Kindo en que la identidad tribal no se anula con la pertenencia religiosa, cosa que recalca la propia Corte Suprema.