CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 16 marzo 2007 (ZENIT.org).- Para que la globalización produzca riqueza de manera equitativa es necesario globalizar la solidaridad, constata Benedicto XVI.
Así lo explicó este viernes al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de Perú ante la Santa Sede, Alfonso Rivero Monsalve, diplomático de carrera que antes ha sido embajador en Bolivia, Chile, Brasil, y Estados Unidos.
«Se sabe que el Perú quiere hacer frente adecuadamente al fenómeno de la globalización aprovechando las oportunidades ofrecidas por el crecimiento económico, de modo que la riqueza producida y otros bienes sociales lleguen a todos de modo equitativo», comenzó constatando.
«Los peruanos, como todos los seres humanos, esperan también que los servicios de salud atiendan debidamente a todas las capas sociales; que la educación sea patrimonio de todos, mejorando su calidad a todos los niveles», constató.
El obispo de Roma se hizo portavoz de los peruanos para pedir que «frente a la corrupción impere la integridad que permita la acción eficaz de las diversas instituciones públicas, ayudando así a superar tantas situaciones de hambre y miseria».
«Urge, pues, la unión de intentos para hacer posible una continua acción de los gobernantes ante los desafíos de un mundo globalizado, los cuales deben ser afrontados con auténtica solidaridad», afirmó.
Inspirándose en Juan Pablo II, su sucesor consideró que esta virtud «ha de inspirar la acción de los individuos, de los gobiernos, de los organismos e instituciones internacionales y de todos los miembros de la sociedad civil, comprometiéndolos a trabajar para un justo crecimiento de los pueblos y de las naciones, teniendo como objetivo el bien de todos y de cada uno».