ROMA, viernes, 16 marzo 2007 (ZENIT.org).- Las madres trabajadoras se enfrentan a discriminación a la hora de trabajar en Gran Bretaña. Esta es una de las conclusiones de un informe publicado el 28 de febrero por Equalities Review, un organismo independiente del Reino Unido. El informe: «Fairness and Freedom: The Final Report of the Equalities Review» (Justicia y Libertad: Informe Final de Equalities Review), encontró que las mujeres con niños pequeños son las más discriminadas en el trabajo.
De hecho, las mujeres con niños pequeños hacen frente a más discriminación en el puesto de trabajo que las personas discapacitadas o que aquellas que pertenecen a minorías étnicas, observaba la BBC en un artículo sobre el informe publicado el mismo día.
El estudio descubrió que una mujer con un niño con menos de 11 años tiene un 45% menos de posibilidades de estar trabajando que un hombre. Estos datos dieron lugar a una serie de comentarios en la prensa británica sobre las dificultades a que se enfrentan las mujeres en sus puestos de trabajo. La escritora Kirsty Scott, en un comentario en las páginas del periódico Scotsman del día siguiente, reflexionaba sobre cómo ser madre significa un cambio radical en la vida de la mujer.
«Convertirse en madre debería ser uno de los movimientos sísmicos más grandes en la vida de una mujer, y uno de los mejores», afirmaba Scott, que escribía sobre la alegría que sienten muchas mujeres al convertirse en madres.
También observaba que las cifras tan bajas de madres trabajadoras podrían deberse también a una decisión consciente de las mujeres, y no sólo a consecuencia de la discriminación. Scott observaba que algunos estudios han mostrado que la mayoría de las mujeres trabajadores preferirían quedarse en caso si pudieran hacerlo. A pesar de sus frustraciones y dificultades «la maternidad es brillante. Intensamente compensadora, profundamente realizadora», añadía Scott.
Madeleine Bunting, escribiendo el 1 de marzo en el Guardian, observaba que muchas madres son dejadas de lado por la falta de flexibilidad en los acuerdos laborales. Además, retomar de nuevo una carrera tras haber hecho una pausa para cuidar a los hijos es cada vez más difícil en ambiente de trabajo cada vez más competitivo.
Una opción es el trabajo a tiempo parcial pero, explicaba Bunting, con demasiada frecuencia la calidad y el sueldo de esta clase de trabajo está normalmente bastante por debajo de los puestos de plena jornada.
No hay lugar para mujeres ejecutivas
La combinación de maternidad y falta de condiciones laborales flexibles limita el número de mujeres que alcanzan puestos ejecutivos en las empresas. Un artículo publicado en el Financial Times el 10 de noviembre examinaba las dificultades que tienen las mujeres al hacer carrera. Un estudio de las principales empresas de Estados Unidos prevé que en una década las mujeres contarán sólo con el 6,2% de los puestos ejecutivos de estas empresas.
Incluso esto será una gran mejoría con respecto a la situación actual. Constance Helfat, profesora en la Escuela de Negocios Tuck en el Dartmouth Collage, y coautora del estudio, indicó al Financial Times que el 6,2% es una cifra que triplica el actual porcentaje.
El estudio examinó casi 10.000 ejecutivos de la Fortune 1000. Cerca de la mitad de estas empresas no tienen ni siquiera una ejecutiva que incluir en los registros oficiales de la Securities and Exchange Commission. Además, sólo el 3,8% de los directores ejecutivos en las direcciones eran mujeres.
El 21 de febrero la organizaciones norteamericana Catalyst publicaba su «2006 Census of Women in Fortune 500 Corporate Officer and Board Positions» (Censo del 2006 de Mujeres en Puestos Corporativos y de Dirección en la Fortune 500). El estudio encontró que las mujeres ocupan el 15,6% de los puestos corporativos de la Fortune 500, por debajo del 16,4% del 2005. El número de mujeres que ocupan puestos de dirección también ha bajado, hasta el 14,6% en comparación con el 14,7% del 2005.
La situación es similar en Gran Bretaña, según los datos publicados el 2 de octubre por el periódico Guardian. En las 100 principales empresas británicas sólo había 12 mujeres ocupando papeles de directoras ejecutivas.
El artículo también citaba otra encuesta, de 350 empresas, que precisó que el número de puestos de director ejecutivo ocupados por mujeres era del 3%. La encuesta fue publicada por la firma de auditoría Deloitte.
Una flexibilidad necesaria
Lord Layard, un par del Partido Laborista designado por el gobierno británico para investigar la situación de la infancia, hizo un llamamiento a prestar más atención a las necesidades de las mujeres, trabajen en la cima o no. En una entrevista publicada en el periódico Telegraph el 9 de octubre, Lord Layard afirmaba que las madres trabajadoras con niños pequeños sufren una terrible tensión por parte de sus empleadores que las juzgan por las horas que dan y la calidad de su trabajo.
La importancia de dar a las madres varias opciones en sus acuerdos laborales fue subrayada por un informe hecho público el 30 de enero por el Familias and Work Institute, un organismo con sede en Nueva York.
«Making Work ‘Work’: New Ideas From the Winners of the Alfred P. Sloan Awards for Business Excellence in Workplace Flexibility» (Convertir el Trabajo en ‘Trabajo’: Nuevas Ideas en Flexibilidad Laboral de los Ganadores de los Premios P. Sloan a la Excelencia Empresarial) recoge casos de estudio que subrayan prácticas empresariales novedosas de empresarios que han adoptado prácticas de trabajo más flexibles.
Las mujeres jueguen un papel cada vez más vital, constituyendo cerca de la mitad de la fuerza laboral, observaba el informe. Esto da como resultado también importantes cambios a nivel del hogar, con un cifra de parejas con los trabajando que ha subido del 66% en 1977 al 78% de hoy.
Además, para muchos empleados las horas de trabajo han subido, y los empleos se han vuelto más estresantes y exigentes. Estos factores se combinan a la hora de presionar a las familias trabajadoras, comentaba el informe. Citaba estadísticas que muestran que el 55% de los empleados sienten que no tienen suficiente tiempo para sí mismos; el 63% sienten que no tienen suficiente tiempo para sus esposas o parejas; y el 67% sienten que no tienen suficiente tiempo para sus hijos.
El informe del Families and Work Institute también comentaba que además del impacto en la vida familiar, los estudios muestran que la flexibilidad en los acuerdos laborales resulta un factor crítico para asegurar la eficacia en el puesto de trabajo, y lograr una mayor satisfacción profesional.
La necesidad de un mejor equilibrio entre las obligaciones laborales y familiares también ha recibido apoyo en Australia. El 18 de diciembre el periódico Courier Mail publicaba detalles de una investigación llevada a cabo por la Universidad de Queensland sobre la cuestión de la baja por maternidad.
El estudio confirmó que los padres desean tener tiempo para estar con sus hijos. Una encuesta llevada a cabo por los investigadores del informe encontró que el 46% de las madres australianas que se tomaban la baja y volvían al trabajo en el plazo de 15 meses indicaban que habrían estado más tiempo si hubieran tenido acceso a alguna – o a una mayor – baja por maternidad pagada.
Una pieza esencial
El Pontificio Consejo Justicia y Paz, en su Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, también tiene algo que decir sobre el tema de la mujer, el trabajo y la familia. El trabajo es esencial, observa el compendio, puesto que proporciona los medios económicos para sostener la familia. Al mismo tiempo, sin embargo, la familia mantiene el trabajo, a través de la educación y la formación de los miembros de la familia.
El compendio (No. 250) s
e expresa a favor de un salario familiar que sea suficiente para mantener una familia y permitirla vivir de forma decente. En relación a las mujeres, el número siguiente del compendio pide un mayor reconocimiento del valor llevado a cabo por las mujeres en el hogar.
El compendio indica: «Las labores de cuidado familiar, comenzando por las de la madre, precisamente porque están orientadas y dedicadas al servicio de la calidad de la vida, constituyen un tipo de actividad laboral eminentemente personal y personalizante, que debe ser socialmente reconocida y valorada, incluso mediante una retribución económica al menos semejante a la de otras labores».
La familia debería verse como una parte esencial de la vida económica, y recibir así el apoyo de la sociedad y de las oportunas políticas de los gobiernos, insiste el compendio.
Por el padre John Flynn