CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 20 abril 2007 (ZENIT.org).- Los medios y la religión no suelen tener una fácil relación. No es que los periodistas ignoren los temas religiosos, es sólo que falta calidad en la cobertura. El cardenal Tarcisio Bertone, secretario de estado del Vaticano, llamaba la atención sobre ciertas discrepancias.
En una entrevista a una revista francesa, el cardenal criticaba la cobertura dada por la prensa a la Iglesia católica, informaba el 31 de marzo Reuters. Con frecuencia, indicaba, los medios se concentran en los temas de controversia como el sexo y el aborto, mientras ignoran la labor caritativa llevada a cabo por miles de organizaciones católicas en el mundo.
«Los mensajes de la Iglesia son sometidos a cierta manipulación y falsificación por algunos medios occidentales», afirmaba el cardenal Bertone.
El cardenal también decía que se dio información falsa del discurso de Regensburg de Benedicto XVI, del pasado septiembre, con una atención indebida a una cita del Papa a lo que un emperador bizantino decía sobre los musulmanes. El discurso en realidad era una discusión sobre el papel que Dios juega en la sociedad.
«Los comentaristas que sacan frases de su contexto en una extrapolación engañosa ejercen su labor de forma deshonesta», afirmaba el cardenal Bertone.
El cardenal también se refirió a la atención dada al documental de Discovery Channel, «La Tumba Perdida de Jesús». Afirmaba que la publicidad dada a tales argumentos engañosos debilita la fe de la gente.
El documental, emitido el 4 de marzo, es un ejemplo de cómo los reportajes de los medios pueden dar una impresión falsa de los hechos. James Cameron, el director de cine, afirmaba que había una evidencia estadística sólida de que el osario encontrado en un suburbio de Jerusalén en 1980 podía haber contenido los huesos de Jesús y de otros miembros de su familia, informaba el 26 de febrero Associated Press.
Pronto se examinó la excesiva atención dada por los medios al documental. El Washington Post informaba el 28 de febrero que el arqueólogo bíblico William Dever afirmaba del sensacionalismo que rodeaba el documental: «Sólo pienso que es una vergüenza la forma en que esta historia está siendo inflada y manipulada».
«Es un truco publicitario, y hará a estos chicos muy ricos, y afectará a millones de personas inocentes porque no saben lo suficiente para separar los hechos de la ficción».
Presunciones dudosas
Carl Bialik, que escribe una columna sobre estadísticas para el Wall Street Journal, sometió a examen la supuesta evidencia estadística sólida tras el documental. En un artículo el 9 de marzo, Bialik consideraba la afirmación de que encontrar una tumba con los nombres de Jesús y otros miembros de su familia era tan increíble estadísticamente que era una prueba de que de verdad se trataba de la tumba de Jesús.
Las afirmaciones estadísticas del documental se basaban en el trabajo del estadístico de la Universidad de Toronto, Andrey Feuerverger. Su trabajo demostraba supuestamente que hay una entre 600 probabilidades de que al venir los nombres sobre la tumba juntos en una familia ésta no pertenezca a Jesús de Nazaret.
Pero Bialik apuntaba que este cálculo se basaba en muchas presunciones. Hay diferencias de opiniones sobre cómo deberían interpretarse las inscripciones de la tumba. Elegir interpretaciones diferentes de las del documental debilita gravemente la prueba estadística de que sea la tumba de Jesús, afirmaba.
Además de los problemas de interpretación de los nombres, hay también evidencias sólo parciales sobre la frecuencia de estos nombres en la población de la época. Ivo Dino, profesor adjunto de estadística en la Universidad de California, Los Angeles, manifestaba a Bialik: «No estaría a gusto tratando con un número como este, porque la audiencia en general no entenderá que es muy, muy subjetivo».
Las supuestas revelaciones del documental forman parte de una patrón de la cobertura de los medios de cara a la Pascua, explicaba Charlotte Allen, editora de Beliefnet, en un artículo de opinión publicado el 4 de marzo en el Los Angeles Times.
«Todas estas ‘revelaciones’ son parte de una constante industria casera que construye versiones alternativas del cristianismo que uno ya tiene», comentaba Allen. Con frecuencia los «evangelios» nuevamente descubiertos u otros documentos responden a la necesidad de personas o grupos de encontrar una forma doctrinal alternativa que se adapte a sus ideas personales de cómo debería ser el cristianismo, añadía.
«Las personas que encuentra las nociones de pecado, salvación, expiación y una vida tras la muerte increíbles o repugnantes puede borrarlas de sus cosmologías personales encontrando un documento antiguo donde no estén», observaba Allen.
Revelaciones posteriores
Como si se tratara de una señal, el titular del Times de Londres informaba el 21 de marzo de que «Jesús no fue un trabajador milagroso».
El artículo informaba del contenido del libro escrito por Benjamín Iscariot, con Jeffery Archer y Francis Molony, titulado «El Evangelio según Judas». Se aseguraba a los lectores del Times que el libro había sido «publicado con la aprobación del Vaticano», y que mostraba que «Jesús no volvió el agua en vino, ni calmó la tormenta en el Mar de Galilea ni anduvo sobre los aguas».
Como apuntaba el periódico Guardian en su reportaje del 21 de marzo sobre el libro, Archer es más conocido por escribir novelas, y hace poco sufrió una pena de prisión por perjurio. Además, el artículo dejaba claro que el Vaticano no apoyaba el libro.
Hablando en el lanzamiento del libro, el padre Stephen Pisano, rector del Pontificio Instituto Bíblico, afirmaba que su participación en el evento no significaba que «el instituto, el Vaticano o el Papa apoyen este libro».
Conforme se acercaba la Pascua venían más cosas. El 3 de abril, el New York Times publicaba un artículo sosteniendo que no hay evidencias arqueológicas del éxodo de Egipto de los judíos guiados por Moisés. Se decía que Zahi Hawass, arqueólogo jefe de Egipto, había afirmado que la historia del Éxodo es «un mito».
El contexto de la historia del New York Times era curioso. Hawass guiaba a un grupo en un viaje a un fuerte recientemente descubierto al norte del Sinaí, y su comentario sobre el Éxodo fue resultado de la pregunta de un reportero sobre el tema.
Esta afirmación, que parecía haber sido hecha de paso presentando descubrimientos arqueológicos de diferente naturaleza, se convirtió luego en la base de un artículo de 900 palabras en el New York Times. Además, el artículo destacaba por no incluir opinión o reacción alguna contrastada sobre la veracidad histórica del Éxodo.
Presentación de las noticias
La cuestión sobre la cobertura de los medios también surge de la forma en que se presentan o interpretan los acontecimientos. Un caso interesante como ejemplo fue cómo informaron los periódicos de las protestas en Turquía a la última visita del Papa el pasado noviembre.
Un reportaje el 27 de noviembre en una página web española que examina la cobertura que los medios dan a la Iglesia, «La Iglesia en la Prensa», consideraba las diferencias en los titulares de periódicos de España e Italia.
Durante la visita, grupos hostiles a la Iglesia católica y a la presencia de Benedicto XVI organizaron una marcha de protesta. Los periódicos españoles subrayaron la hostilidad al Papa y la presencia de miles de manifestantes. En contraste, los titulares de prensa italianos observaron que el número de manifestantes era mucho menor en número que lo pronosticado.
Los reportajes de los días previos a la protesta hablaron de más de un millón de personas que tomarían las calles. En realidad sólo fueron de
15.000 a 20.000 personas. Los titulares de los periódicos españoles, no obstante, ignoraron de forma deliberada el fracaso de la protesta.
La lección aquí, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica, es que «los usuarios deben imponerse moderación y disciplina respecto a los mass-media» (No. 2496). Quienes usan los medios, continúa, «Han de formarse una conciencia clara y recta para resistir más fácilmente las influencias menos honestas».
El Catecismo advierte con razón a los fieles en contra de la pasividad en relación a los medios, y recomienda que sean consumidores vigilantes de lo que se dice o se muestra. Dado el comportamiento reciente de los medios sobre la religión, es una sabia recomendación.
Por el padre John Flynn