Los riesgos éticos de la biotecnología en la era del posthumanismo

Entrevista al catedrático de Filosofía del Derecho Jesús Ballesteros

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VALENCIA, domingo, 22 abril 2007 (ZENIT.org).- La mentalidad posthumanista desprecia especialmente los aspectos mas vulnerables de la condición humana, por ello niega la condición de personas y de sujetos de derechos a embriones, fetos, enfermos incurables.

Lo advierte en esta entrevista concedida a Zenit el catedrático de Filosofía del Derecho Jesús Ballesteros, coordinador junto a Encarnación Fernández del libro «Biotecnología y posthumanismo», una obra editada en Cizur Menor (Navarra) por la editorial Aranzadi, la Cátedra Garrigues y la Universidad de Navarra.

El volumen recoge desde una perspectiva interdisciplinar, las aportaciones de investigadores españoles e italianos en torno a las posibilidades y riesgos de los avances biotecnológicos y su incidencia en el campo de los derechos humanos.

El profesor Ballesteros enseña en la Universidad de Valencia y es autor de varios libros sobre estas cuestiones.

–¿Qué es la biotecnología y cuáles son sus riesgos?

–Ballesteros: La novedad de la biotecnología en relación con la tecnología anterior radica en la realidad que manipula, que ya no es la naturaleza inanimada sino la vida, especialmente a través de la ingeniería genética.

La biotecnología está ya dando resultados espléndidos en la medicina regenerativa, a través de la restauración de órganos o tejidos del organismo humano mediante el recurso a los transplantes de células madre del propio paciente, procedentes de la médula o de otras partes del cuerpo. Esto no plantea ningún problema ético y puede constituir la base de la medicina del futuro.

Los riesgos éticos de la biotecnología van unidos al dualismo, que desprecia el cuerpo humano como si fuera un simple objeto y no tuviera carácter personal; al voluntarismo tecnocrático que cree lícito hacer todo lo es técnicamente posible, y por tanto permite la manipulabidad total de la vida humana y al utilitarismo, que propugna la utilización de los embriones humanos como simples objetos al servicio de la medicina regenerativa, lo que, además de su inmoralidad, hasta ahora no ha dado ni un solo resultado positivo.

–¿No es muy fuerte hablar de nuestra época como «posthumanismo»?

–Ballesteros: Desgraciadamente en la actualidad los aspectos de esta tendencia parecen ir en aumento.

En primer lugar la pérdida de la especificidad del ser humano, como alguien radicalmente distinto del animal y de la máquina.

En relación con el animal, por la creencia de que lo humano, como todo lo vivo, se reduciría exclusivamente a información genética, olvidando la importancia del ambiente y mucho más la del espíritu.

En relación con la máquina, por considerar que la información del cerebro humano puede llegar a ser superada por los avances de la informática.

En segundo lugar, se piensa que cabe superar las limitaciones del cuerpo humano, al que se consideraría anticuado mediante la manipulacion genética y a través de la creación del «cyborg», el híbrido hombre-máquina.

Se llega as a creer ingenuamente que puede ser superada la misma muerte mediante la copia de la información del cerebro humano en un ordenador.

–¿En que derechos humanos repercute más esta mentalidad biotecnológica posthumanista?

–Ballesteros: La mentalidad posthumanista desprecia especialmente los aspectos más vulnerables de la condición humana, por ello niega la condición de personas y de sujetos de derechos a embriones, fetos, enfermos incurables.

Por otro lado, al pretender ir más allá de lo humano propicia que los gastos sanitarios sean destinados prioritariamente a la investigación genética, y biotecnológica, que por el momento puede beneficiar sólo a los más ricos, mientras que olvida la atención a las condiciones de salubridad y asistencia médica y sanitaria del sector más pobre de la población.

Se niega así el derecho a la vida y la protección de la salud a una buena parte de la humanidad.

–¿Qué mecanismos hay para custodiar a la persona humana en la era tecnológica?

–Ballesteros: El principal mecanismo para defender al ser humano es el derecho. Pero para ello es necesario que éste no se conciba sin más como el resultado de la voluntad de la mayoría, ya que ésta puede actuar en contra de la universalidad de los derechos, como ya ocurrió con el régimen nacionalsocialista. El derecho debe verse como exigencia de respeto incondicionado a todo ser humano ya que su dignidad es la misma en todos pero se manifiesta especialmente en situaciones de desamparo o indefensión.

–¿Qué parábola cristiana le viene en mente ante este panorama?

–Ballesteros: La pretensión de superar la muerte sólo mediante procedimientos técnicos recuerda la actitud del rico insensato, que pensaba poder olvidarse de la muerte, por haber acumulado algunos bienes (Lucas 12, 1- 17). El desprecio del cuerpo de los «tecnooptimistas», y su sentimiento de impecabilidad asemeja la posición del fariseo, a quien recuerda Jesús, que «el que se exalta, será humillado y el que se humilla, será exaltado» (Marcos 18, 1-l2).

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ZENIT Staff

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