CIUDAD DEL VATICANO, martes, 24 abril 2007 (ZENIT.org).- El amor por la Eucaristía, el sacramento de la presencia real de Jesús, es el secreto para que surjan vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, asegura Benedicto XVI.
Así lo explica en el mensaje que ha escrito con motivo de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebra el 29 de abril de 2007, con el tema «la vocación al servicio de la Iglesia comunión».
«»El amor eucarístico» motiva y fundamenta la actividad vocacional de toda la Iglesia», asegura el Santo Padre, porque «las vocaciones al sacerdocio y a los otros ministerios y servicios florecen dentro del pueblo de Dios allí donde hay hombres en los cuales Cristo se vislumbra a través de su Palabra, en los sacramentos y especialmente en la Eucaristía».
«En la liturgia de la Iglesia, en su oración, en la comunidad viva de los creyentes, experimentamos el amor de Dios, percibimos su presencia y, de este modo, aprendemos también a reconocerla en nuestra vida cotidiana», indica el Santo Padre en el mensaje.
«Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso, nosotros podemos corresponder también con el amor», indica el mensaje explicando el sentido de toda vocación consagrada.
Recordando las palabras de Jesús, «si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir cualquier cosa, la obtendrán de mi Padre celestial», el Papa invita pues a rezar «a rezar unidos y con insistencia, para que Él envíe vocaciones al servició de la Iglesia».