Testigo directo de los problemas con los que se encuentran miles de inmigrantes ilegales que cruzan la frontera entre México y Estados Unidos cada día, la Casa de Hospitalidad Juan Diego responde a las críticas de sectores anti-inmigrantes –que la acusan de ayudar a quienes violan la ley– asumiendo que «el problema es que casi ningún inmigrante puede calificar para ser residente o ciudadano de Estados Unidos con la actual legislación».
Esto provoca que la mayoría de los inmigrantes ilegales no acuda a las oficinas de inmigración del gobierno y, en cambio, se acoja a los mecanismos de ayuda –la mayoría de la Iglesia católica– que les puedan apoyar en su internamiento y en la defensa de sus derechos humanos.
«La senda de la inmigración legal, en la práctica, está cerrada», objeta la publicación, al exhibir los costos astronómicos y las trabas legales que tendría que enfrentar un inmigrante si quisiera normalizar su residencia en el país.
«Trabajador Católico de Houston» denuncia el círculo vicioso al que están sometidos los inmigrantes ilegales, la mayor parte de ellos de origen mexicano: no se pueden legalizar y, por tanto, tienen que ofrecer su mano de obra en condiciones precarias, con menos sueldo del normal, siendo víctimas de explotadores que funcionan al margen de la ley, pero de manera efectiva, haciendo crecer las economías de los estados del sur de Estados Unidos.
Las redadas que se están llevando a cabo en los últimos meses, antes de que pase en el Congreso de Estados Unidos una nueva Ley Migratoria, «hace imposible que los inmigrantes puedan tener algún tipo de vida estable con sus familias», dice en su editorial de primera plana la publicación.
«Estas redadas –agrega– a menudo tienen lugar por pedido de los empleadores cuando los trabajadores tratan de organizarse para conseguir mejores salarios».
El boletín de Casa de Hospitalidad Juan Diego denuncia los intentos de boicotear cualquier reforma migratoria extensa por parte de la organización xenófoba llamada Ku Kux Klan y los actuales encargados de cazar inmigrantes que se denominan Minute Man.
De hecho, «Trabajador Católico de Houston» denuncia que «los que protestan (por la posibilidad de legalizar a los inmigrantes) han empezado a tomar a la Casa de Hospitalidad Juan Diego como blanco, trayendo carteles (en los que) acusan a los inmigrantes de ser asesinos».
En estos meses se han registrado varios incidentes racistas, protagonizados por el Ku Kux Klan y los Minute Man a las afueras de la Casa de Hospitalidad Juan Diego en la ciudad de Houston.
Esta Casa lleva ya 25 años de proporcionar un lugar seguro para los inmigrantes y es parte del Movimiento del Trabajador Católico fundado por Dorothy Day, en vías de beatificación.