Dolor en la India por el fallecimiento de la «Madre Teresa de las prisiones»

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Sor Carmelita tenía 73 años

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NUEVA DELHI, viernes, 11 mayo 2007 (ZENIT.org).- Con dolor ha recibido la Iglesia y la población reclusa en la India el fallecimiento, a los 73 años de edad, de Sor Carmelita, conocida en todo el país como la «Madre Teresa de las prisiones».

Consumida por una enfermedad incurable, la religiosa de la Congregación de Santa Ana murió el pasado 1 de mayo. «El «ángel de los detenidos» ha vuelto al cielo»: así comunica la noticia la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos a través de su órgano informativo «Fides».

Vivía en Bangalore, pero Sor Carmelita visitaba y mantenía contactos con numerosas instituciones de reeducación de todo el país.

Se caracterizó por su defensa incansable de los derechos y la dignidad de los detenidos, también en el terreno legislativo; fue promotora de peticiones y proyectos de ley para mejorar las condiciones de vida de los reclusos.

Estos, por su parte, frecuentemente reclamaban la presencia de Sor Carmelita para confiarle sus problemas, pedir asistencia y consuelo, o iniciar un itinerario de reeducación humana y un camino espiritual.

La religiosa decía que su labor se basaba en la escucha, y que sólo así podía proporcionar la adecuada atención a cada detenido.

A menudo estaba también en contacto con las familias y abogados de los presos, de forma que contribuyó a resolver numerosos casos ligados a la privación de libertad ayudando a más de 1.200 detenidos a recuperarla, además de haber acompañado a miles de personas en prisión a un estado de libertad interior gracias al redescubrimiento de la relación con Dios y al don de la fe, matiza el órgano del dicasterio de la Santa Sede para las tierras de misión.

Sus hermanas de comunidad y otros fieles recalcan el ejemplo de servicio de Sor Carmelita hacia la vida del hermano pobre, desesperado, marginado, en quien la religiosa reconocía a Jesucristo. De hecho, en su labor recordaba siempre la frase del Señor: «Estaba en la cárcel y me visitasteis».

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ZENIT Staff

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