APARECIDA, lunes, 14 mayo 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha sabido hablar a los pastores de la Iglesia en América Latina con tonos profundamente espirituales y al mismo tiempo encarnados en la realidad, considera el director de la Oficina de Información de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, al comentar la conferencia inaugural de la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.
«El Papa ha centrado el discurso a partir del anuncio de Dios, que es amor, y de la vida de la Iglesia, en la que este anuncio se concreta, se cultiva y difunde», explica el sacerdote, que es también director de «Radio Vaticano».
«El discurso del Papa, sin embargo, no ha sido ni mucho menos espiritualista, desencarnado del mundo que le rodea. De hecho, era una de las grandes expectativas: ¿cómo afrontaría en clave cristiana los desafíos de las grandes injusticias, de las desigualdades de este continente».
«Desafíos que han sido afrontados también en el pasado pero con ideologías: por una parte con un liberalismo materialista, por otra con el marxismo».
«El Papa ha respondido con un discurso sumamente equilibrado y profundo, diferenciando la tarea del anuncio de la Iglesia de la tarea del compromiso directamente político», indica.
De este modo, ha subrayado a los micrófonos de la emisora pontificia el portavoz vaticano, «la Iglesia propone valores, ofrece una visión religiosa del hombre y de la realidad que es esencial, que no debe ser presentada con términos reductivos, simplemente materiales».
«Los valores del amor y la justicia que son presentados por el Evangelio y por el anuncio de la Iglesia ayudan a quienes se comprometen también en crear estructuras de carácter social, económico y político a avanzar hacia una justicia cada vez mayor, a encontrar en la realidad de la historia soluciones que sean racionales, correctas, que tengan verdaderamente en cuenta al ser humano en su totalidad».
El Papa dijo que la Iglesia no hace política, pero se convierte en abogada de la justicia y los pobres e invitó a llenar un enorme vacío en el campo político.
«Una tarea característica de los laicos consiste precisamente en transformar el mundo, en hacerlo más justo, hacerlo más humano, que responda mejor a las exigencias de una convivencia respetuosa de todos», explica el padre Lombardi.
En este contexto, añade, el Papa ha recordado que no es posible separar la evangelización de la ayuda social, de la ayuda a los pobres.
«Es algo sumamente característico del anuncio de la Iglesia –explica el portavoz–: tiene dos dimensiones que no pueden separarse. Son los dos mandamientos fundamentales del amor de Dios y del amor al prójimo».